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domingo, 16 de noviembre de 2008

Estar en otra parte.


"...y tú vivías en la impaciencia,

porque sabías que esto no era todo.

Vivir no es más que un fragmento... ¿de qué?

Vivir no es más que un eco...¿de qué?

Vivir sólo tiene sentido en relación

con los numerosos orbes del espacio

que se expanden hasta el infinito...

vivir no es más que el sueño de un sueño,

pero velar es estar en otra parte".


(Rainer Maria Rilke, "Requiem")
Este poema de Rilke aparece citado en el libro que leo sobre Etty Hillesum, y he querido compartirlo en esta mañana de domingo. En el oficio y la eucaristía resonó en mis oidos un texto bíblico que me dice: "Eres hijo de la luz e hijo del día, no de la noche ni de las tinieblas". Siempre me ha gustado el símbolo de la luz, quizá porque aun veo muucha oscuridad dentro de mí. Es una imagen que me gusta evocar, que utilizo en mi meditación también. Una luz encendida dentro de mí, pequeña primero, y que va creciendo luego hasta alumbrarlo todo. La luz tiene que ver con el nacer también; y con la vida. Me he repetido varias veces esta mañana: Soy hijo de la luz, y la luz está en todas partes. La vi ayer tarde en esas hojas que los vientos de otoño han dejado caer al pavimento. La quiero ver también, la luz, brillando en medio de mi oscuridad.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso Manuel.
Muy bonito el poema de Rilke y tu reflexión sobre la luz y la oscuridad propia de un profundo e interior estado de meditación.
Te añado algo:
" Yo soy la luz, la luz está en mí "
Gracias siempre.
Nieves ( granada )

Anónimo dijo...

Somos hijos de la Luz y la Luz está en nosotros. Pero, muchas veces vivimos en la oscuridad y con la ocuridad. Porque es consecuencia de las luces que nosotros mismos vamos apagando. Cuando apagamos la luz del amor por intereses, cuando apagamos la luz de la ternura por falsas conveniencias, cuando apagamos la luz del cariño por ... Y pará qué sirve nada, o todo, en el vacío frío del silencio oscuro?.

GPab dijo...

Hermoso. Me encantó. La imágen de la luz, de Cristo como luz y guía es esperanzadora. Muy lindo también el comentario anexo al poema.

Anónimo dijo...

Siempre vamos en camino hacia otra parte, o mejor, hacia ese Otro, que nos espera en la infinitud. Dios envía al mundo hombres y mujeres que son LUZ, que trabajan por la luz, para que la oscuridad no tenga nunca la última palabra.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.