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jueves, 23 de septiembre de 2010

AMOR Y ESPERANZA

“Sentí que había algo definitivo y eterno al mirar ese cuarto vacío: que aunque ellos mismos no comprendan a través de qué pasan, y aunque algunos de ellos fracasen o se vayan o tengan que buscar en otro sitio el verdadero significado de sus vidas, sin embargo, el signo del amor está en estos novicios y son preciosos para siempre a ojos de Dios. Ciertamente ha sido un gran don de Su Amor para mí el ser su Maestro de Novicios. Es muy bueno haberles amado y haber sido amado por ellos con tal sencillez y sinceridad, dentro de nuestra limitación ordinaria, sin tontería ni lisonja, sin sentimentalismo, y sin enredarse demasiado los unos en los asuntos de los demás.

Por esta básica experiencia humana uno puede, después de todo, recobrar esperanza para la otra dimensión de la vida del hombre: la política. Aunque tengamos capacidad de destruir el mundo entero, la vida es más fuerte que el instinto de muerte y el amor es más fuerte que el odio. No tiene sentido lógico conservar demasiadas esperanzas, pero, un vez más, no es cuestión de lógica, y uno no busca signos de esperanza en los periódicos ni en los discursos de los dirigentes mundiales.

Porque hay amor en el mundo, y porque Cristo ha tomado para sí nuestra naturaleza, siempre queda la esperanza de que el hombre, al fin, después de muchos errores y aun desastres, llegará a desarmarse y hacer la paz, reconociendo que debe vivir en paz con su hermano”.

Thomas Merton
CONJETURAS DE UN ESPECTADOR CULPABLE, 198-199.

1 comentario:

San dijo...

No hay nada mejor que mirar alrededor con amor y esperanza. Cuando amamos y esperamos siempre tenemos paz de fondo, incluso al atravesar alguna que otra tormenta cotidiana. Esperanza en el amor verdadero, hecho carne, vida, pasión y proyecto. Así la esperanza se convierte en certeza de amor.

“Soy una ola de tu océano
rodando en la superficie de la historia.

No sé si acabaré mis días
rompiéndome en pedazos
contra el acantilado hostil,
o si me iré extinguiendo
como espuma sobre la playa serena.

No sé si seré una protesta
explotada como un trueno
ante tanto arrecife de injusticia,
o si me agotaré en paz
entre la arena tibia
del pueblo que me acoge.

No sé si volveré a ti
roto en mil gotas desangradas,
o si me fundiré contigo
en la intimidad de la bahía.

Pero es mi saber más hondo,
que ya ahora recibo de ti
desde el fondo del océano,
todo el vigor que me construye
y todo el impulso del viaje”.

(B. González Buelta, “Última certeza”)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.