La Semana Santa es como un arquetipo de nuestra propia autorrealización
humana. Ese camino a la plenitud, a la felicidad, a la santidad o a la VIDA se
desarrolla en cuatro etapas:
1- Aceptación (Jueves santo)
2- Abandono (Viernes santo)
3- Unificación (Sábado Santo)
4- Renovación (Pascua)
Quiera Dios que la celebración gozosa de estos misterios vivificantes de
nuestra fe nos DESPIERTEN de este sueño de mediocridad, de conformismo, de
miedo, de falta de esperanzas, de pecado y pasividad, de sensualismo y de
idolatría, para hacernos VERDADEROS Y ALEGRES
TESTIGOS DE LA VIDA, Testigos de Cristo, vivo y resucitado, en cada uno de
nosotros.
El
EVANGELIO es un potente estímulo para DEFENDER LA VIDA frente a los poderes de
muerte que tienen su fundamento en el pecado de la humanidad (Egoísmo,
violencia, mentira, afán de poder y de riquezas), y motivados por las palabras del nuevo obispo de Roma, construir una Iglesia pobre, y para los pobres.
Como a Lázaro, hoy Jesús nos llama también a nosotros a salir de los sepulcros; nos dice, a
cada uno: “Levántate y anda”. Vive, busca la Verdad, sirve a tus hermanos.
Vivir es un mandamiento básico para nosotros; lo reconoció hace cientos de años Ireneo de Lyón,
con una frase que es antológica en teología:
“La
gloria de Dios es el hombre vivo”.
Gracias,
Señor, por esta Cuaresma; ayúdanos a vestirnos
de fiesta en esta Pascua, para contigo CELEBRAR LA
VIDA.
Amen.
1 comentario:
AMÉN
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