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domingo, 20 de julio de 2008

Merton en Asia.


En esta entrada les comparto algunos textos sacados del “Diario de Asia”; lo que Merton fue escribiendo, pensando y viviendo, durante los casi dos últimos meses de su vida:


15 de octubre: “El momento del despegue fue extático. El ala, que tenía rocío, quedó de repente cubierta por ríos de sudor frío que corrían hacia atrás. La ventana empezó a llorar, abriendo surcos desiguales de lágrimas. Dejamos la tierra: yo con mantras cristianos y una fuerte sensación de destino, de hallarme al fin en mi verdadero camino después de esperar, de preguntarme y de dar vueltas como un tonto durante años.
Que no regrese sin haber resuelto el gran asunto. Y tras haber encontrado también la gran compasión…”.

4 de noviembre: “Cuando pienso en mi propia vida y en el futuro, todo sigue estando abierto. Estoy empezando a apreciar la ermita de Getsemaní más que el verano pasado cuando todo parecía tan ruidoso y tan lleno de gente. Incluso aquí, en las montañas, hay pocos lugares en los que uno no se llegue a dar casi de bruces con alguien. Las rutas, los caminos y los senderos están atiborrados. ¡Para encontrar la auténtica soledad habría que subir muy alto y volver muy lejos!
Para la soledad Alaska me parece el mejor sitio de verdad. Pero todas las personas con las que he hablado me dicen que debo considerar otros lugares y mantenerme abierto a ellos en cierta medida. Parecen estar de acuerdo en que permanecer en soledad casi todo el año y “salir” de tanto en tanto podría ser una buena solución.
Los últimos meses han sido exigentes y fructíferos. Necesitaba la experiencia de este viaje. Aunque la ermita ha significado mucho para mí, necesitaba apartarme de Getsemaní desde hace mucho tiempo”


6 de diciembre: “Mi próxima parada será el encuentro de Bangkok, por el que no siento particular entusiasmo. Después, Indonesia: allí comienza todo un viaje nuevo. Y todavía no estoy seguro de a dónde me llevará o lo que puedo o debería planear en adelante. Pero el viaje tan solo ha comenzado”.



En la carta circular enviada a sus amigos antes de emprender el viaje, Merton concluía diciendo:

“Nuestro verdadero viaje en la vida es interior, es cuestión de crecimiento, de profundización y de una entrega cada vez mayor a la acción creadora del amor y de la gracia en nuestros corazones. Nunca como ahora fue tan necesario para nosotros el responder a esta acción. Rezo para que todos podamos hacerlo”.

1 comentario:

mj dijo...

Hola
Conmuve leer estas palabras de Merton: "el viaje tan solo ha comenzado”.
Un abrazo

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.