“La oración es nuestra auténtica libertad. Es en la oración donde somos verdadera y plenamente nosotros mismos y no estamos bajo ningún poder, autoridad o dominación”.
Veamos qué significa esto, y consideremos otros aspectos que complementan lo dicho en la primera parte de esta meditación. Hablamos de la diversidad de caminos para el orante, del respeto al camino del otro. Y ahora añadimos: la oración no es lógica o razonable, sino todo lo contrario: es ilógica, como ilógica es la cruz, que resulta de un amor inesperado e infinito. El amor es ilógico siempre, el amor va más allá de la lógica. Así pasa también con la oración.
Hemos intentado encontrar un fundamento teológico para nuestra vida de oración, que la fundamente, que le de una estructura (como el agua y el vaso). Para Merton la Biblia tiene esa teología, es un contenedor, es el vaso para el agua de nuestra oración. En la Biblia no encontraremos justificaciones para orar. Es absurdo que busquemos un acercamiento puramente racional respecto a Dios y a la oración. Dios no es simplemente una primera causa matemática que mantiene todo en funcionamiento. Lamentablemente es esa la teología de muchos manuales clásicos, en la que se nos presentan problemas acerca de Dios, el pecado, el mal, que sólo funcionan dentro de un esquema racionalista; es decir, son falsos problemas. Si la oración entra en esta dinámica, deja de ser auténtica.
“Toda teología que pretende justificar a Dios por medio de la razón está condenada a ser una mala teología”.
Fijémonos en el Libro de Job. Ahí se dicen cosas importantes acerca de la oración. Es falso que Job sea paciente, no lo es, discute con Dios, pero al final Dios aparece y dice: Job tiene razón. Esta es teología auténtica, porque no es lógica. Se nos dice que nuestras relaciones con Dios son de tipo personal, y que nosotros no tratamos a Dios de acuerdo con un determinado sistema. No hay un libro que te diga cómo tratar a Dios. En la Biblia se dice simplemente: háblale a Dios; es tu Padre, tú eres su hijo. Lo importante es hablar a Dios con el corazón en la mano. Dios es celoso, no tanto de Su gloria, sino de nuestra libertad, y desea que manifestemos esta libertad y espontaneidad y la realidad de este amor personal por él en nuestra oración.
Escuchemos ahora directamente a Merton, porque lo que dice me gusta, me parece genial:
“La oración nos transporta más allá de la ley. Cuando están rezando, en cierto sentido son ilegales. Entre el corazón y Dios no se interpone ninguna ley. La ley queda fuera de nuestra relación íntima con Dios, y si haces que en las relaciones íntimas de tu corazón con Dios haga acto de presencia una ley confundes las cosas. Entre el alma y Dios no existen leyes”.
(Importante esta acotación: “Esta situación no es natural, sino el resultado de la redención, el resultado de Cristo”).
Por tanto, importante: “No existen leyes, no hay naturalmente una ley de la oración, no existen sistemas. Los sistemas son buenos hasta cierto punto, pero toda su utilidad consiste en que ellos pueden ayudarnos a alcanzar el punto en que desaparece todo sistema (Nos llevan hasta el umbral de la libertad), y allí el trato con Dios es absolutamente libre, tanto de tu parte como por parte de Dios”
Lo único que se exige es sinceridad, nada más. La dificultad es que no nos creemos una libertad tan grande, nos da miedo, y no sabemos qué hacer.
3 comentarios:
Buena, muy buena tu entrada hoy...La he disfrutado y sentido...
Es un gran alivio poder leer, de alguien como Merton, lo que dice de la oración...nuestra auténtica libertad...es un consuelo saberlo.
Un abrazo
Jose
He leido con detenimiento esta entrada, he meditado en la oración su contenido, y me ha servido muchísimo para acceder a una comprensión diversa de mi experiencia oracional. Creo que Merton es genial, y su acercamiento a las cosas espirituales nos permiten asomarnos a lo que tuvo que experimentar personalmente acerca de Dios.
Gracias por compartirnos estos textos.
Gracias, padre manuel, por compartir con nosotros lo que lee. Estoy reuniendo algunas de las cosas que pone en el blog. No ha pensado en publicar sus lecturas de Merton? Creo sería útil a mucha gente.
Maritza.
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