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viernes, 31 de octubre de 2008

La santidad de las cosas creadas.


"Flores y árboles, colinas y arroyos, campos, rebaños y pájaros silvestres, libros, poemas y personas, estoy indeciblemente solo en medio de vosotros. El hambre irracional que algunas veces se introduce en lo más hondo de mi voluntad trata de apartar mi yo más profundo de Dios y de orientarlo hacia el amor a vosotros. Trato de tocarlos con el profundo fuego que hay en el centro de mi corazón, pero no puedo hacerlo sin contaminar tanto a vosotros como a mí, y me siento avergonzado, solo e indefenso rodeado de una belleza que nunca podrá pertenecerme.

Pero esta tristeza genera en mi interior una inefable reverencia por la santidad de las cosas creadas, porque son puras y perfectas y pertenecen a Dios y son reflejo de Su belleza. Él se refleja en todas las cosas como la luz solar en el agua clara, pero si trato de beber la luz que está en el agua, lo único que consigo es hacer pedazos el reflejo.

Por tanto, vivo solo y casto en medio de la belleza sagrada de todas las cosas creadas, sabiendo que nada de lo que pueda ver, oír o tocar me pertenecerá nuca, avergonzado de mi absurda necesidad de entregarme a alguna de ellas o a todas. La tonta y desesperada pasión de entregarme a la belleza me carcome el corazón. Es un deseo indigno, pero no puedo evitarlo. Está en el corazón de todos, y tenemos que aguantarlo, que sufrir sus exigencias con paciencia, hasta que muramos y vayamos al cielo, donde todas las cosas nos pertenecerán en sus más puras causas últimas".


14 de septiembre de 1949.
"Un año con Thomas Merton".
Jonathan Montaldo (Ed.).
Sal Terrae.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La mirada de Merton es una mirada contemplativa. Este texto tiene una enseñanza espiritual fundamental, y es que Dios está en todas partes, sólo tenemos que aprender a verle. Me asombra cuántas discusiones inútiles se evitarían sobre religión si los interlocutores estuvieran a este nivel, orante y contemplativo, más que doctrinal o tradicional. No es que lo seguno no enga valor, pero evidentemente es un estadío intermedio, porque en la visión contemplativa toda diferencia queda superada.
Emilio.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.