Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 18 de febrero de 2010
COMIENZO DEL AYUNO CUARESMAL
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
1 comentario:
Me gusta esta visión de Merton de la época cuaresmal. También me ha parecido muy bueno este artículo de la teóloga Mª Dolores Alexandre, relacionado con este tiempo litúrgico, y lo transcribo:
“Aporto una escena de la vida del profeta Jeremías que puede darnos otras ideas: estamos en 587 a.C., en una Jerusalén sitiada por Nabucodonosor y sus tropas y sus habitantes, conscientes de que les quedan tres telediarios para irse deportados a Babilonia. En medio del frenesí general por vender casas y tierras para llevarse dinero líquido al destierro, Jeremías toma la decisión de comprarle una finquita rústica a su primo Hanamel, inversión totalmente absurda porque nadie daba dos duros por la posibilidad de retornar. Quizá más de uno se burló de aquel gesto ridículo que sonaba a otra extravagancia más de aquel hombre contradictorio que siempre iba a contracorriente: estaba atento y dejarse conducir por una Palabra que le empujaba a vivir expuesto al riesgo extremo.
La compra del campo era una manera de confirmar su absoluta confianza en ese “todavía…” futuro, dejando atrás la convicción de que la angustia presente había echado la última firma sobre la realidad. Inspirados por ese gesto inútil de Jeremías, podemos dedicar la Cuaresma a alguna inversión parecida, apoyándonos en otras gentes que ya han comprado “campos de causas perdidas”: los que adoptan posturas contraculturales que carecen de plausibilidad. Los que se desvelan por personas o grupos no cualificados ni rentables, carentes de influencia y de significación social, desprovistos de posibilidades de futuro. Los empeñados en seguir usando medios sencillos, obstinados incomprensiblemente en no apoyarse en el dinero o en el poder. Los que buscan a Dios más allá del ámbito de lo sagrado, en las fronteras donde viven los que lo tienen todo en contra. Los que trabajan sin que brille el mérito propio y se entregan a fondo perdido sin esperar nada a cambio.
Apuntarnos con ellos a esta Cofradía de Inversores Insensatos y ensayar juntos esos gestos de entregarse sin calcular, de arriesgar más allá de lo útil, de aguantar la sonrisa burlona de los VIPS y de permanecer en una confianza sin evidencias. Porque es eso lo que nos ha quedado como memoria viva de la Pascua de Jesús.”
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