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lunes, 3 de enero de 2011

VOLVER AL ROSTRO ORIGINAL

No cabe duda de que es verdad que es necesario volver al “rostro original” y desprenderse de toda la pila de ropajes de pensamiento que no me van y no son “míos”, y tomar sólo lo que es inefable.

He estado absurdamente agobiado desde primeros de año por ilusiones de una “gran responsabilidad” y de una tarea que realizar. De hecho, cualquier trabajo que haya de hacer es obra de Dios, no mía, y no contribuiré a él, sino que únicamente lo obstaculizaré, con el exceso de preocupación”.

 

Thomas Merton
Diarios, 20 de enero de 1963

3 comentarios:

Inés García, aci dijo...

El exceso de preocupación...es un gran obstáculo para el encuentro con uno mismo, con Dios y con los demás, es una forma de "reconcentrarse en uno mismo" poco felíz, y muy egoísta de vivir. Una cosa es ocuparnos bien en algo que nos haga bien, y otra es morirnos de angustia por lo que no podemos hacer o es muy, muy difícil de sobrellevar...no, no, no :gente! acá no vale preocuparse por nada...este es un aprendizaje para toda la vida,"no te preocupes por nada, ora, reza y confía"( una frase de san Pío de Pietrelcina ), que también nos ayuda a reflexionar TM exponiendo su experiencia personal en sus diarios, que nos transcribe buenamente el p. Manuel.Gracias por seguir alentandonos con estas entradas que nos hacen pensar y nos ayudan a cambiar nuestra mentalidad superficial, y rutinaria.

Buen comienzo de año, sean felíces!

San dijo...

Para mí, la clave de este fragmento está en el título que has elegido, Manuel, tan sabiamente como acostumbras. Dar importancia, tomar como eje “el rostro original”. Creo que las complicaciones y los problemas vienen, casi siempre, por el empeño, desde distintos intereses y con distintas intenciones, de ir poniendo “ropajes y maquillajes” estructurales, normativos e institucionales de todo tipo, a esa desnudez inmaculada y original que es Amor Creador, el Dios Abba de Jesús.
Por otro lado, creo que, como dice una famosa reflexión, la clave estaría en tener la inteligencia y la lucidez suficiente como para discernir lo que está , y lo que no, en nuestras manos cambiar. Para lo primero, acción, no preocupación. Para lo segundo, paciencia y aceptación. De cualquier modo, una cierta inseguridad y ansiedad es consustancial a la naturaleza humana. Tan patológico sería una completa inhibición emotiva, como una angustia bloqueante de la actividad vital.
Además, digo con TM, que “todo es obra de Dios”. Y en ese todo, hay que incluirnos a todos, sin ningún tipo de elegidos, ni de llamados, ni de preferidos.

Carlos Marcelo Martínez Velásquez (diogneto) dijo...

Muchas gracias, por el pequeño fragmento publicado...lo necesitaba, justo ahora que sentía que me empezaba a llenar de cosas, bendiciones

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.