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viernes, 7 de marzo de 2008

KOAN ZEN.2


Los koans han sido tachados a menudo de antiintelectuales, o irracionales, como si fueran una invitación al absurdo, a abandonarnos a nuestros impulsos o a nuestras mentes irracionales. Esto no es verdad. Ellos apuntan a la Realidad, que no es algo atrapado en un pensamiento, una frase o una explicación. La Realidad es ver directamente el mundo, tal y como es, no como lo presenta nuestro intelecto.
Aquí tienen un ejemplo para leer y meditar, o tal vez no.




El estado final de Lung-yan.

“Un monje le preguntó a Lung-ya: ¿Qué alcanzaban los viejos maestros al entrar al estado final? Respondió él: Eran como ladrones entrando a hurtadillas en una casa vacía.”

Probablemente este monje pensaba que los maestros tenían algo que los demás no tienen, cuando en realidad no tienen nada que otros no tengan. La respuesta de Lung-ya puede parecer extraña, pero era la mejor manera de tratar a ese monje. Trabajó mucho un koan tras otro, luchando por convertirse en un maestro y preguntó sobre el koan final como quien pregunta sobre un examen final. Estaba impaciente en lugar de caminar paso a paso. No hubiera podido ni imaginar el estado final teniendo la mente tan inquieta, pero se aferraba a cualquier cosa que se le cruzara, y así Lung-ya le puso en una casa vacía.
Una persona sana nunca piensa en la enfermedad, una persona enferma lucha por obtener la salud. Una vez le preguntaron a un hombre qué tenía dentro que parecía tan contento y en paz. El hombre preguntó a su vez a quien le hacía la pregunta qué tenía dentro que parecía tan inquieto y desanimado. Aquel que no tiene nada dentro siempre está feliz, pero aquel que tiene muchos deseos nunca sale de su miseria.


Caminó por el filo de una espada;
Puso el pie sobre el hielo de un río helado;
Entró en la casa vacía;
Su deseo por robar cesó para siempre.
Volvió a su casa,
Vio los preciosos rayos del sol de la mañana,
Y miró la luna y las estrellas en la intimidad.
Caminó por las calles con tranquilidad,
Disfrutando de la suave brisa.
Finalmente, abrió su tesoro.
Hasta ese momento nunca había ni imaginado
Que había poseído todos esos tesoros desde el primer momento…
(Genro)

“La flauta de Hierro. Antología de 100 koans zen”.

1 comentario:

mj dijo...

Lo que yo digo: "VIVIR DEL DARSE CUENTA"
Ver la realidad tal y como es.
Un abrazo
Jose

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.