Aquí tienen un ejemplo para leer y meditar, o tal vez no.
El estado final de Lung-yan.
“Un monje le preguntó a Lung-ya: ¿Qué alcanzaban los viejos maestros al entrar al estado final? Respondió él: Eran como ladrones entrando a hurtadillas en una casa vacía.”
Probablemente este monje pensaba que los maestros tenían algo que los demás no tienen, cuando en realidad no tienen nada que otros no tengan. La respuesta de Lung-ya puede parecer extraña, pero era la mejor manera de tratar a ese monje. Trabajó mucho un koan tras otro, luchando por convertirse en un maestro y preguntó sobre el koan final como quien pregunta sobre un examen final. Estaba impaciente en lugar de caminar paso a paso. No hubiera podido ni imaginar el estado final teniendo la mente tan inquieta, pero se aferraba a cualquier cosa que se le cruzara, y así Lung-ya le puso en una casa vacía.
Una persona sana nunca piensa en la enfermedad, una persona enferma lucha por obtener la salud. Una vez le preguntaron a un hombre qué tenía dentro que parecía tan contento y en paz. El hombre preguntó a su vez a quien le hacía la pregunta qué tenía dentro que parecía tan inquieto y desanimado. Aquel que no tiene nada dentro siempre está feliz, pero aquel que tiene muchos deseos nunca sale de su miseria.
Caminó por el filo de una espada;
Puso el pie sobre el hielo de un río helado;
Entró en la casa vacía;
Su deseo por robar cesó para siempre.
Volvió a su casa,
Vio los preciosos rayos del sol de la mañana,
Y miró la luna y las estrellas en la intimidad.
Caminó por las calles con tranquilidad,
Disfrutando de la suave brisa.
Finalmente, abrió su tesoro.
Hasta ese momento nunca había ni imaginado
Que había poseído todos esos tesoros desde el primer momento…
(Genro)
“La flauta de Hierro. Antología de 100 koans zen”.
1 comentario:
Lo que yo digo: "VIVIR DEL DARSE CUENTA"
Ver la realidad tal y como es.
Un abrazo
Jose
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