En el tiempo de Pasión, observamos el sufrimiento de Jesús con la finalidad de reconciliarnos con el hecho de ser finitos y débiles, de estar enemistados con los demás y amenazados con que nuestra vida desemboque en la muerte. Esto nos hace más humanos y nos libera del miedo que más profundamente anida en nosotros: que ciertamente no podemos ser como Dios”.
“El segundo argumento por medio del cual la Iglesia nos confronta con el sufrimiento de Cristo consiste en que podemos volver a encontrarnos a nosotros mismos precisamente en ese Cristo paciente. Le acompañamos en su vía crucis y descubrimos que es como las estaciones de nuestra propia vida. En el sufrimiento de Jesús se dignifica nuestro sufrimiento. Podemos reconocerlo. No hace falta que lo ocultemos, no es preciso que malgastemos energía en mostrarnos fuertes, delante de los demás, cuando algo va mal. No hace falta hacer reproche alguno cuando no llegamos a entendernos. Podemos tener problemas y ponernos enfermos. No estamos bajo la presión de que tenemos que ser forzosamente normales y estar completamente sanos. En Jesús vemos que nuestro sufrimiento tiene un sitio en el ámbito de Dios”.
“Aún mueve a la Iglesia un tercer argumento más para celebrar la Pasión de Cristo. Nos muestra que en nuestro sufrimiento no estamos solos, sino en compañía de Cristo. El sufrimiento nos una con Él. El doliente se siente a menudo completamente solo, excluido del círculo de los sanos, aislado. Esto lo sabe todo aquel que padece una enfermedad incurable.
La celebración de la Pasión nos enseña que nuestro sufrimiento nos une a Cristo. Que es un camino para encontrarse, para unirse a Él. La unión con Cristo nos da fuerza para poder sobrellevar nuestra situación. No tenemos que sentirnos excluidos de la vida debido a nuestro sufrimiento, ni tampoco fracasados, sino más bien sentirnos como hombres que Dios ha escogido y a los que cree capaces de sufrir con Cristo para que también sean glorificados por Él”.
Anselm Grün.
1 comentario:
Para esta entrada de Anselm Grün, me sirve una reflexión tuya de hace unos días:
"Como a Lázaro, hoy Jesús nos llama también a nosotros a salir de los sepulcros; nos dice, a cada uno: “Levántate y anda”. Vive, busca la Verdad, sirve a tus hermanos. Vivir es casi un mandamiento para nosotros".
Precisamente hoy me viene como una Luz inmensa en mi camino.
Un abrazo
Jose
Publicar un comentario