Viviendo siempre en el seno del Todo que abraza la vida y la muerte, este hombre acepta el sufrimiento como querido por el destino o por Dios. El hombre que se sitúa fuera del Todo primordial no conoce sino la rebeldía frente a la desgracia. Pero es a este nivel en el que puede descubrirse ese desasosiego interior esencial nacido de la separación del Ser. Y partiendo de este desasosiego se puede percibir la “metanoiedad” iniciática, que lleva consigo una nueva relación con el sufrimiento: aceptar el pasar por esa prueba y ver en ella la piedra de toque reveladora de la presencia del Ser esencial, que está más allá del sufrimiento y del no sufrimiento.
Al ser interrogado un maestro japonés sobre su reacción a la noticia de la muerte de su hijo, respondió sencillamente: “Una semana sin comer ni dormir”. Observando la expresión de extrañeza de su interlocutor, añadió: “Es un signo de que a nivel iniciático no consiste en no sufrir, sino en poder aceptar como tal el sufrimiento impuesto”.
Sufrir es un puente hacia el Ser esencial.
Karlfried Graf Dürckheim.
“Hacia la vida iniciática. Meditar: por qué y cómo”.
Nota: este importante maestro alemán ha escrito numerosos libros en los que promueve una comprensión más honda de la interioridad. He querido compartirles estos pasajes como suplemento a las meditaciones de Semana Santa, pues pueden ayudar a vivir e integrar mejor el misterio del sufrimiento de Cristo.
Próximas entradas:
“La actitud iniciática ante el sufrimiento”.
“El sufrimiento por la separación del ser esencial”.
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