Todos hemos de morir. Y todos hemos de morir solos. Nadie puede acompañarnos en ese último viaje. Todos tenemos que desprendernos de lo que es más nuestro y confiar en que no habremos vivido en vano. De algún modo, la muerte es el más grande de todos los momentos del hombre, porque es el momento en que se nos pide que lo dejemos todo. La forma en que hayamos de morir tendrá mucho que ver, no sólo con la forma en que nosotros hayamos vivido, sino también con la forma en que habrán de vivir los que vengan detrás de nosotros.
La muerte de Jesús nos revela que no hemos de vivir como si la muerte no fuera algo que ha de llegarnos a todos. Mientras cuelga con los brazos extendidos en la cruz, entre el cielo y la tierra, nos pide que miremos de frente a nuestra condición mortal y confiemos en que la muerte no ha de tener la última palabra. Sólo así podemos mirar a quienes agonizan en nuestro mundo y darles esperanza; sólo así podemos sostener sus cuerpos agonizantes entre nuestros brazos y confiar en que otros brazos más poderosos que los nuestros habrán de recibirlos y darles la paz y la alegría que siempre han deseado. La muerte es el lote de toda la humanidad.
Henri Nouwen. “Escritos Esenciales”.
1 comentario:
Henri Nouwen, siempre tan humano y cercano a nosotros. Durante los oficios de ayer, los cuales disfrute mucho, pedí por ti y tu comunidad. También porque era el día del sacerdote. FELICIDADES
Un abrazo
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