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sábado, 14 de junio de 2008

Leer la Biblia.


Entre los libros de Thomas Merton que están disponibles en español quiero sugerirles en esta ocasión uno publicado hace unos años por la editorial ONIRO, y que lleva el título de “Leer la Biblia”. (“Opening The Bible”). Es un libro sencillo, de apenas 127 páginas, pero sumamente interesante como motivación para acercarse a la Biblia de una manera diferente, pues con pasión y sentido crítico Merton nos lleva de la mano hasta los umbrales de un texto fundamental de la cultura universal. Todas las objeciones que se hacen habitualmente a la Biblia están contempladas y consideradas, y además analizadas desde la perspectiva de quien es un indiscutible maestro espiritual.
Como motivación a la lectura les comparto algunos pasajes de este libro:

“Para la mayoría de las personas, la comprensión de la Biblia es, y debería ser, una lucha: no simplemente para encontrar sentidos que pueden comprobarse en libros de consulta, sino sobre todo para aceptar personalmente el fuerte escándalo y la contradicción en la misma Biblia. Nuestro objetivo no debería ser simplemente eliminar esas contradicciones, sino más bien utilizarlas como vías de acceso al paradójico y extraño mundo de significados y experiencias que, aunque no formen ya parte de nuestro horizonte actual, a menudo siguen siendo extremada y misteriosamente relevantes para nosotros”.

“La Biblia es el libro de todos y cada uno, y el no creyente puede demostrar que es capaz, como cualquier otro, de encontrar en ella aspectos nuevos que el creyente haría muy bien en tomar en serio”.

“Toda lectura seria de la Biblia entraña implicación personal en la misma, y no un simple asentimiento intelectual a determinadas proposiciones abstractas. Y la implicación resulta peligrosa, porque le expone a uno a conclusiones imprevistas. Todos sabemos instintivamente lo peligroso que resulta dejarse implicar en la Biblia. El libro nos juzga, o parece que nos juzga, en términos que, a primera vista al menos, podrían parecen inaceptables para nosotros”.

“”Dejarse implicar en la Biblia no significa simple y llanamente aceptar lo que en ella se dice sin el mínimo gesto de dificultad. Al mismo tiempo significa estar dispuesto a discutir y a defenderse, con la condición de que, si se demuestra que realmente estamos equivocados, terminemos admitiéndolo. La Biblia prefiere un desacuerdo sincero antes que una sumisión fingida”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy a propósito para estos días en que se ha dado a conocer el documento de trabajo del próximo sínodo sobre la Palabra, la Escritura, en la Iglesia. Buscaré este libro de Merton para leerlo, y aprovecharme de su enseñanza.
Gracias, padre Manuel.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.