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viernes, 16 de marzo de 2007
Thomas Merton y la Virgen (1): La Santidad por María.
“Uno de los grandes defectos de mi vida espiritual durante el primer año fue la falta de devoción a la Madre de Dios. Creía en las verdades que la Iglesia nos enseña acerca de Nuestra Señora, y decía el Ave María cuando oraba, pero esto no era suficiente. Las personas no se dan cuenta del gran poder que tiene la Virgen bendita ni saben quién es ella: de sus manos recibimos todas las gracias porque Dios ha querido que ella participe en su trabajo para la salvación de la humanidad.
Para mí, en aquellos días, aunque creía en ella, Nuestra Señora significaba un poco más que un hermoso mito, pues en la práctica yo no le ponía más atención que la que se le presta a un símbolo o a un poema. Ella era la virgen que se veía a la entrada de las catedrales medievales. Ella era la que yo había visto en todas las estatuas del Museo de Cluny y cuyas pinturas decoraban las paredes de mi estudio en Oakham.
Sin embargo, ese no es el lugar que le pertenece a María en la vida de los seres humanos. Ella es la madre de Cristo, su madre en nuestra alma. Ella es la madre de la vida sobrenatural que llevamos dentro de nosotros. Nosotros logramos la santidad por su intercesión. Dios no quiere que sea de otra manera”.
Thomas Merton: “La Montaña de los Siete Círculos”.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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