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viernes, 31 de agosto de 2007

El cuerpo en la meditación: William Johnston. 3

Tercera parte:En la sexta parte del Gita, se dice al yogui que debe integrarse, permaneciendo aparte, solo y en completa renunciación, “exento de esperanza terrenal, de posesión alguna”. Después viene una descripción de la meditación.Me gustaría referirme brevemente a tres puntos. Primero, el énfasis en el lugar. Este debería ser limpio y ordenado, ni muy alto ni muy bajo. También en el Zen el lugar es de la mayor importancia. Cuán maravillosamente eligió Dogen el lugar de su monasterio, alejado en una región campestre y sumergido en un profundo silencio. El templo Zen otorga gran importancia a la proximidad de la naturaleza, al sonido del río o la cascada, a los jardines japoneses y todo eso. La meditación, después de todo, no es realizada por un espíritu inmaterial sino por un hombre con un cuerpo humano.Hoy en día, no obstante las interminables conversaciones acerca de ecología y medio ambiente, el cristianismo occidental ha dado una escasa muestra de ecología en recintos religiosos. Quiero decir que nuestras iglesias cristianas, y especialmente aquellas recientemente construidas, son verdaderamente malos lugares para la meditación. Las antiguas iglesias católicas tenían más que decir al respecto porque al menos tenían un centro - un tabernáculo ante el cual pendía una lámpara roja - y éste proveía un foco de atención para los ojos, y había atmósfera y calidez. Cualquiera que sepa algo de meditación reconoce que se necesita un lugar para enfocar los ojos; si sus ojos empiezan a vagar están perdidos. El viejo tabernáculo era útil a este propósito y nada ha tomado su lugar. Creo que mucha de esa gente analfabeta que se arrodillaba por horas ante el tabernáculo, caía rápidamente en samadhi. Aquellos eran místicos, tan iluminados como cualquier roshi, y ha habido miles de ellos en el mundo. Pero me pregunto si serán capaces de meditar así de bien en las iglesias actualmente disponibles para ellos. Me pregunto si la gente que construyó estas nuevas iglesias pensó alguna vez en la meditación o si tuvo alguna experiencia de ella. Y lo mismo es verdad para los monasterios y conventos. Me gustaría saber cuánta preocupación es dedicada actualmente a la ecología de este asunto: la relación entre edificios y oración, entre galerías, capillas y oración. El segundo asunto que me gustaría destacar de esta cita del Gita es la magnífica postura. La espalda está derecha, los ojos están fijos en la punta de la nariz o entre las cejas; no hay miradas en torno. Más adelante en el Gita, el sosiego de la mente es comparado con una llama en un sitio sin viento. Este es un delicado símil, porque esta meditación tiene todo el poder y toda la quietud de la llama que se yergue en un lugar donde no hay brisa. Y todo esto conduce al regocijo y a la total ausencia de temor. Es sostenido por el voto de castidad, el voto del brahmachari que es celibato y castidad.Aquí me gustaría acotar que la oración cristiana no necesita la postura de loto o, por lo menos, no está limitada a ella. Hay otras posiciones como de pie, arrodillado, postrado, sentado e incluso caminando. A menudo estas posturas son determinadas por el carácter de la persona o la cultura a la cual pertenece. Pero la postura, cualquiera que sea, es de la mayor importancia. Una posición vagamente cabizbaja en un cómodo sillón no conduce a una meditación profunda.El tercer punto es el que hace que Zaehner insista en que el Gita puede ser un puente entre oriente y occidente, y se refiere al carácter geocéntrico del pasaje comentado. “La mirada se fija en Mi”, es decir, en Dios. La personalidad es unificada en sí misma con el propósito de que todas las facultades puedan ser fijadas en Dios, que está presente en lo más profundo del alma o, más correctamente, que es la parte más profunda del alma, ya que en el hombre hay una chispa divina. A este respecto el Gita está mucho más cerca del cristianismo de lo que está el Zen.El yogui instalado en magnífica meditación tiene toda la belleza corporal de la que hablábamos anteriormente. Esta belleza es común a los contemplativos de todas las tradiciones religiosas, y es una belleza que busca inconscientemente el mundo moderno.

2 comentarios:

Eduardo Waghorn dijo...

De casualidad llegué a tu blog...
Tienes un espacio muy interesante.
Quiero enviarte un gran abrazo desde Chile.
Mi sueño es conocer tu cálida isla.
No dejes de visitarme.

Manuel dijo...

Gracias, eduardo,por dejar tu mensaje, y ojalá tenerte siempre por acá. Si pasas por Cuba aquí tienes un amigo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.