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sábado, 11 de agosto de 2007

Biblioteca Nacional de Cuba: Muy pocos libros de Thomas Merton.


Estuve ayer en la Biblioteca Nacional de Cuba, cerca de la plaza cívica o plaza de la revolución; fui motivado por la afirmación del autor de los artículos que estoy publicando en el blog sobre Thomas Merton y Cuba, pues ahí se decía que en este lugar estaba "toda la obra de Merton". Pues bien, allá me fuí, topándome con la burocracia, el desconocimiento y las dificultades propias de nuestro sistema, para finalmente descubrir que el fondo sobre Merton era pobrísimo. Están algunas obras de la primera etapa de Thomas Merton, viejas ediciones, la mitad en inglés: varios ejemplares en ambos idiomas de "La montaña....", y algunos otros, pero no al alcance del público habitual, sino en una zona de referencia, donde sólo se pueden consultar, luego de llenar cuestionarios y esperar más de media hora. Lo único a destacar fue que tuve en mis manos un ejemplar de "El exilio y la gloria", en inglés, que yo nunca había visto, y además una edición en español de 1964 de ediciones Sudamericanas que publica juntos "Pensamientos en la soledad" y "La paz monástica", y que se encontraba en muy mal estado de conservación.

En esta biblioteca el fondo bibliográfico sobre religión es escaso, si se refiere a religión cristiana o católica, y los pocos libros que hay están publicados hace muchísimos años o pertenecen a editoriales cubanas contemporáneas que interpretan la religión desde una optica marxista.

En fin, que si quieren conocer a Thomas Merton los cubanos no cuentan con mucho material a su alcance, salvo el que puedan encontrar en iglesias o parroquias. Nuestro amigo Jesús Lozada tuvo sin embargo un importante acierto, que fue dar a conocer a Merton a través de su espacio dedicado a la poesía, y preguntar, como lo hice yo muchas veces, por qué no hay algo que recuerde a los cubanos en El Cobre o en La Habana, que Thomas Merton estuvo con nosotros y vivió acá una importante aventura espiritual.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.