“Primero tuve una conversión religiosa en que descubrí a Dios como amor. Fue una experiencia de fe amorosa, un enamoramiento. Lo cual me hizo querer vivir en el lugar donde tuviera más aislamiento y soledad y para estar solo con Dios. Y sentí que el lugar ideal para eso era un monasterio trapense. Y por eso ingresé en la Trapa. Allí yo había renunciado a todo, incluso a mi interés por la poesía y a mi interés por la política. Y mi maestro de novicios, Thomas Merton, me hizo ver que eso no debía ser así. Que al entregarme a Dios no debía cambiar mi personalidad sino seguir siendo el mismo de antes, interesado siempre igual por lo que me interesaba antes, interesado por el destino de Nicaragua, por la dictadura de Somoza, por todo lo que antes a mí me había importado. Eso no solo me lo decía Merton conceptualmente, sino que sobre todo me lo enseñaba en la práctica. Él ya había comenzado a conocer el zen y me parece que usaba un método zen conmigo, que consistía en que cuando tenía yo la dirección espiritual con él, en vez de hablarme de cosas espirituales empezaba a preguntarme por Somoza, por el dictador de Venezuela Pérez Jiménez o el de Colombia, etc., o por los poetas de Nicaragua y me empezaba a hablar de los poetas amigos de él. Y así se nos iba todo el tiempo, que yo consideraba un tiempo precioso de dirección espiritual que se había desperdiciado. Estoy seguro de que él lo hacía intencionadamente.
Merton estaba muy interesado en la política y en todos los problemas sociales. Por ese tiempo también había descubierto a Gandhi, se había hecho un gran gandhiano y nos estaba haciendo gandhianos a los novicios. Y por ese tiempo fue también cuando él comenzó a ser un gran defensor de la no violencia en los Estados Unidos. También se interesaba mucho por el diálogo con los marxistas y tenía simpatías por ellos. Esto fue antes del Concilio Vaticano II y antes de que nadie hablara de ello”.
Me pregunto si podría encontrar otros textos en otra parte donde se aclarara la visión de TM sobre los marxistas. Por lo demás, es evidente el interés de Merton por lo social, y que era algo que le caracterizaba e impregnaba a su condición de monje un matiz peculiar.
1 comentario:
ahhh me da mucho gusto encontrar un blog como el tuyo
me gusta Ernesto Cardenal, Merton y San Juan de la Cruz
saludos desde México
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