El 21 de julio de 1968, escribía Thomas Merton a Ernesto Cardenal:
“Durante bastante tiempo he estado pensando en escribirte una carta decente. Hay varias razones para la demora. La principal es que aquí están pasando muchas cosas y tengo muchos planes para el fin de año. Pero nada es completamente seguro todavía. Voy a ir a Japón y luego a Tailandia, donde hay una reunión de abades católicos de Asia. También tengo que predicar un retiro en el monasterio cisterciense en Java. Después de eso no estoy seguro de qué podré hacer. Si puedo conseguir el dinero y los contactos espero por algún milagro llegar a Nepal en los Himalayas… y entonces veremos qué pasa. Birmania es también otra posibilidad; pero también se necesitará casi un milagro.
Si estos planes no resultan es posible que pueda llegar a Nicaragua para pasar unas pocas semanas contigo. En cualquier caso, cuando sea que vaya, quiero tener un período apartado y tranquilo de retiro después del viaje. Una cosa es cierta, que necesito verdaderamente soledad y necesito huir de la constante presión de las visitas y de las demandas más o menos superficiales en lo que se refiere a trabajo: artículos, comentarios, prefacios, etc. Aquí en Getsemaní soy demasiado conocido y accesible”.
Merton manifiesta en esta carta un deseo intenso de “desaparecer”, de esconderse. Está lleno de planes, muchos lugares que quiere visitar, ya sea en Asía o en América. Presiente que algo llega: “Tengo una sensación muy precisa de que se está abriendo un nuevo horizonte y no sé bien qué es”.
Merton morirá 5 meses después de escribir esta carta.
3 comentarios:
En este momento yo tambien estoy leyendo la correspondencia de Merton y Cardenal. Interesante amistad, entrañable, sincera y cuajada de confidencias de la vida espíritual de ambos. Recomendable su lectura.
Un saludo a todos.
Nieves
En la correspondencia de Merton con Ernesto Cardenal somos partícipes de un diálogo muy especial entre dos buscadores de Dios.
El profeta es una figura clave de este tiempo de adviento. Su principal característica es, precisamente, su inserción en el pueblo y su preocupación por la suerte de los más humildes. Su principal objetivo, por eso, ha sido siempre denunciar la injusticia, la condena sin paliativos de toda clase de opresión. Auténticos profetas, que sin miedo y partiendo de su experiencia de Dios nos ayudarán a encontrar el verdadero camino. Como Ernesto Cardenal y Thomas Merton, entre otros.
Además, tuvieron la oportunidad de conocerse y reconocerse, como atestiguan muchos versos, páginas y palabras, como éstas , tomadas de su correspondencia.
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