Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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domingo, 14 de diciembre de 2008
Una mente que se arriesga.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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3 comentarios:
Para mí, la fe es tener la confianza absoluta de que nuestra historia es una historia de salvación. Pero, precisamente salvación, por el cambio que opera la experiencia de la fe en lo que hacemos y vivimos. El hombre sólo puede ser redimido por el amor.
Amar y dejarse amar, implica muchas veces la valentía de arriesgar, de superar miedos que nos atan a pésimos refugios. Nos atamos a falsas comodidades, convenciones seguras, formas sociales, gastadas opiniones establecidas. Y así, condenamos nuestra vida. El temor a la interrogación nos hunde en la vacía afirmación.
ESPERANZA
Esperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra.
Pero abonaré la espera
con mis hojas secas.
Esperaré a que brote
el manantial
y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce
de reproches enlodados.
Esperaré a que apunte
la aurora
y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de vacios y sudarios.
Esperaré que llegue
lo que no sé
y me sorprenda.
Pero mudaré mi casa
lejos de esos silencios.
Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y mudar la casa,
la tierra y el lamento
se abrirán a la esperanza.
Mátanos, Dios, por favor. Mátanos a todos.
Dice San Juan de la Cruz: para ir al Todo, quedarse sin nada. Eso es morir, y luego Renacer.
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