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martes, 21 de abril de 2009

Krishnamurti: El corazón vacío.


Después de mucho tiempo traigo un texto de K; es un texto que desafía nuestra fe, pero no hay que temer a los desafíos, sino escuchar y dejar que en el silencio del corazón Dios nos hable. Siempre he escuchado a K atentamente, porque creo es alguien que nos ayuda a purificar nuestra fe, estemos o no de acuerdo con lo que dice:


"Lo que importa en la meditación es la cualidad del corazón y de la mente; no es lo que consigue o lo que espera alcanzar, sino la cualidad de una mente que es inocente y vulnerable. Es a través de la negación como se llega al estado positivo. El limitarse meramente a acumular experiencias o a vivir en ellas, niega la pureza de la meditación. La meditación no es un medio para alcanzar un fin, es ambas cosas: el medio y el fin. La mente nunca puede ser inocente por medio de la experiencia; es la negación de la experiencia lo que da origen a ese estado positivo de inocencia que el pensamiento no puede cultivar, porque el pensamiento nunca es inocente. La meditación es el fin del pensamiento, no porque el meditador le ponga fin, sino porque el meditador es la meditación. Sin meditación, uno es como un ciego en un mundo de gran belleza, de inmensa luz y color".
"La meditación es la raíz, la planta, la flor y el fruto. Son las palabras las que dividen el fruto, la flor, la planta y la raíz. La acción que nace de esa separación no puede generar bondad, porque la virtud es la percepción del todo".
"El hombre que vino a vernos unas horas más tarde dijo que era instructor de artillería en la marina de guerra. Parecía muy serio, y llegó acompañado de su esposa y sus dos hijos. Después de saludarnos, explicó que deseaba encontrar a Dios. No se expresaba muy bien, probablemente era algo tímido, y aunque sus manos y su rostro denotaban capacidad de trabajo, había cierta dureza en su voz y en su aspecto, porque después de todo, era un instructor en las artes de matar. Dios parecía estar muy lejos de su actividad cotidiana y todo resultaba un tanto extraño; por un lado allí estaba aquel hombre que afirmaba ser sincero en su búsqueda de Dios pero, para ganarse la vida, se veía obligado a enseñar a otros diferentes métodos para matar. Dijo que era una persona religiosa y había seguido varias doctrinas de diferentes hombres que se consideraban santos; debido a que todos lo habían dejado insatisfecho, venía ahora de un largo viaje en tren y autobús para vernos, porque deseaba saber cómo alcanzar ese extraño mundo que hombres y santos han buscado. Su esposa y sus hijos permanecían muy callados, sentados sin moverse y con actitud respetuosa. Afuera, en una rama próxima a la ventana, una paloma de color castaño claro se arrullaba suavemente. El hombre no la miró en ningún momento y tanto los niños como la madre permanecieron tensos, nerviosos y con semblante serio. No se puede buscar a Dios; no hay ningún camino que conduzca a él. El hombre ha inventado muchos métodos, muchas religiones, muchas creencias, salvadores y maestros que, según cree, le ayudarán a encontrar una dicha que no sea pasajera. El infortunio de la búsqueda es que conduce a una fantasía, a una visión que la mente proyecta y mide basándose en lo que ya conoce. El comportamiento del ser humano, su forma de vivir, destruye el amor que busca. No es posible llevar un arma en una mano y a Dios en la otra. Dios ha perdido todo su significado, no es más que un símbolo o una palabra... La realidad no está al final de la corriente del pensamiento y, sin embargo, son las palabras del pensamiento las que llenan el corazón vacío". (K)

5 comentarios:

SAN dijo...

Qué fácil y qué complicado, allí estaba la paloma, en la ventana. Como está también la poesía... Esta vez dejo ésta, de don Pablo (no de Tarso, sino Neruda)

Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

Juan desde San Antonio dijo...

Hay algo muy elusivo en el uso de la palabra "Dios" en Krishnamurti que siempre me ha dejado perplejo. Parece que con una mano va negando y con otra afirmando a Dios. Eso le da un valor contemplativo a su ateismo, porque es provisional y no sistemático.

Anónimo dijo...

Leo el texto y los comentarios, y me quedo pensando: ¿Es realmente ateo K? Yo creo que más bien es radicalmente creyente, y por eso rechaza nuestras pobres imágenes de lo divino. K se lanza a un abismo que asusta a la mayoría, sin nada a lo que aferrarse. No obstante dice cosas que no comparto, pero, como dice Manuel, ayuda mucho a mi fe, sale fortalecida.

SAN dijo...

¡Para enmarcar en ébano!, la conceptuación de espiritualidad y ética de Merton (que has colocado presidiendo el margen derecho del blog). Las copio literalmente en mi agenda.

Inés García, aci dijo...

P.Manuel me permito citar a Nowen en un libro que acabo de leer:
"Para conocer a Dios en el mundo, se necesita conocerlo mediante el corazón. Conocerlo mediante el corazón es el objetivo de la disciplina contemplativa. Es una disciplina muy difícil, especialmente para aquellos que somos personas "sesudas". Pero, si tomamos la tarea del ministerio en serio, tenemos que estar dispuestos a emprender la lucha dura y a veces angustiosa, de romper con todas nuestras defensas mentales y de conocer a nuestro Dios mediante el corazón."Payasadas en Roma" (Reflexiones sobre la soledad, el celibato, la oración y la contemplación).Ed.Lumen 1997.
Gracias por esta entrada, abre camino a la fe, a la verdad, a la contemplación, a la poesía, a Dios.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.