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sábado, 18 de abril de 2009

Semillas de esperanza.


"Las manos y los pies de Jesús no eran las manos y los pies de cualquiera: eran los signos de su presencia corporal real. Fueron las manos y los pies de Jesús los que quedaron marcados con las llagas de su Crucifixión. El hecho de que Jesús se hizo reconocer por sus discípulos mostrándoles su cuerpo llagado tiene una gran importancia espiritual. La resurrección no borró sus llagas, sino que las convirtió en parte de su gloria. Se conviertieron en llagas gloriosas.

Jesús es el Señor que vino a salvarnos muriendo en la Cruz por nosotros. Las llagas en su cuerpo glorioso nos recuerdan el camino por el que somos salvados. Pero también nos recuerdan que nuestras propias heridas son mucho más que pasos en dirección a Dios. Nos muestran nuestro propio modo único de seguir a Jesús sufriente, y están destinadas a la gloria en nuestra vida de resurrección. Así como Jesús fue reconocido por sus llagas, también lo seremos nosotros.

Este misterio es difícil de entender, pero tiene la más grande importancia para ayudarnos con nuestra propia debilidad".
Henri Nouwen ("Semillas de esperanza")
Este domingo leemos el pasaje evangélico en el cual Jesús aparece ante los suyos resucitado, invitándoles a acoger su paz y su Espíritu. Aparece también Tomas, incrédulo ante la resurrección, al que Jesús invita a comprobar en sus llagas que está vivo. La Resurrección inaugura un tiempo nuevo: lo mismo que el sepulcro no pudo contener la vida, así tampoco las puertas cerradas de la casa impiden que Jesús se haga presente con su paz. Es la novedad del Evangelio, de la Buena Nueva, la que se hace presente en la vida del discípulo, transformándolo todo. No es magia, no es voluntarismo, no es idealización: es confianza, es abandono y es amor. Un amor activo, que "mueve montañas", que libera. Un amor que invita a perdonar, a sanar, a renovar el mundo; a no dejar nada en el camino sin bendecir.
Hoy termina la Octava de Pascua, pero seguimos celebrando la Resurrección.

5 comentarios:

Inés García, aci dijo...

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti
para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

Esta oración muy antigua la rezamos los que hacemos los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Al leer a Nowen en esta entrada la recordé y quice compartirla porque orienta mucho también a la hora de contemplar al Resucitado.
Gracias p.Manuel y buen domingo

SAN dijo...

Las semillas de Esperanza del Resucitado viven en el mundo, en las mujeres y hombres resucitados. Aquellos que, en sus vidas, aun en momentos puntuales, sienten que su corazón arde con el mensaje del Evangelio. Sienten que el grito de bienaventuranza ilusiona, motiva, empuja y lanza la propia vida a ponerse al servicio del reino de Dios. Sienten que merece la pena arriesgar. En las personas que perdonan, que muestran el coraje de vivir sin estar aprisionados en seguridades. En las personas que aman sin pedir nada a cambio. En las personas que creen que es posible el sueño de una humanidad unida, hay semillas del resucitado. En las personas que creen, que aman, que sueñan, que confían, hay semillas del resucitado.
El Buen Momento (José Hierro)
Aquel momento que flota
Nos toca con su misterio.
Tendremos siempre el presente
Roto por aquel momento.
Toca la vida sus palmas
Y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
Sólo para que olvidemos.
Pero hay cosas que no mueren
Y otras que nunca vivieron.
Y las hay que llenan todo
Nuestro universo.
Y no es posible librarse
De su recuerdo

Anónimo dijo...

Chispas de Luz Divina en el interior de cada ser, de la naturaleza, del cosmos. El Viviente nos comunica Vida, y en abundancia. Cada momento es Luz Pascual, Blanca Música. ¡Aleluya!

Anónimo dijo...

Muy buena la cita, realmente es así, todos estamos llagados de algún modo, es preciso ayudar para que nuestra llagas y las de los demás florezcan.


Inés, yo rezo la oración esta oración cada día y nunca he hecxho los Ejercicios de S.Ignacio, es realmente bella, pero muy comprometida si Jesús se la toma en serio.

Santa y feliz Pascua.

Anónimo dijo...

Querida María: No se trata de que Jesús se tome en serio nuestras oraciones, sino que nosotros nos tomemos en serio lo que rezamos. Feliz Pascua.
Alonso.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.