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viernes, 3 de abril de 2009

SEMILLAS DE DESTRUCCIÓN.


Otro libro de Thomas Merton, que tal vez hayamos citado por acá alguna vez, es "Semillas de destrucción", que reune escritos de entre 1961 y 1964; fue publicado en español por Editorial Pomaire, en 1966, por lo que se hace difícil encontrarlo hoy. De hecho núnca había visto un ejemplar hasta este mediodía en que uno de mis profesores en la Universidad ha tenido la gentileza de prestármelo para poder revisarlo y sacar alguna copia, al menos parcial del texto.

El libro está conformado por un prólogo y una nota del autor, referidos fundamentalmente al compromiso del monje con el mundo, y luego consta de tres partes:

1- La revolución negra (Que ha sido publicado también de modo independiente)

2- Los cristianos en crísis mundial: reflexiones sobre el clima moral de los años sesenta.

3- Cartas en un tiempo de crísis.


A pesar de haber sido escrito hace casi 50 años, y en un contexto particular, el libro trae ideas válidas, que no han perdido actualidad, y permite conocer mejor al monje sensible a las necesidades de su tiempo, pero siempre edificando desde una tradición espiritual de mucha riqueza y una visión cultural amplísima.

En estos días seguramente les comparto algunos textos, bien aprovechables, para nuestra meditación y reflexión personal. Por esta vez algo breve:


"Tener voto de pobreza me parece ilusorio si no me identifico de algun modo con la causa de la gente a quien se le niega sus derechos y se le obliga, en su mayor parte, a vivir en abyecta miseria. Tener voto de obediencia me parece absurdo si no implica un profundo interés por la más fundamental de todas las expresiones de la voluntad de Dios: el amor a Su verdad y a nuestro prójimo".

3 comentarios:

Inés García, aci dijo...

Identificarse por el voto de pobreza: con los pobres, los marginados, los excluidos, y dar testimonio de su entrega en profunda fe por los votos como monje, es para mí, lo que T.M. transmite aquí.
La búsqueda de la Voluntad de Dios, como Amor a la verdad y al prójimo creo que es eso, siempre una búsqueda, un deseo, y que esto le agrada a Dios.

Gracias, este tema es bien interesante para seguir ahondando personalmente según el Espíritu le vaya guiando a cada uno.

Anónimo dijo...

Gracias, Manuel, porque este blog es como un curso virtual sobre la vida y la obra de un maestro católico de la vida contemplatica, Thomas Merton. He podido conocerle mejor y leerle gracias a este oasis en medio de la red. Un abrazo y Feliz Pascua de Resurrección.
Alejandro.

Anónimo dijo...

Me parece sugerente la mirada de Merton sobre los votos: una lectura concreta y particular, necesaria siempre frente a cada realidad y situación vital. Ciertamente que los religiosos hoy deben hacer algo así; buscar el modo en que su compromiso adquiera sentido y significado.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.