Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 31 de mayo de 2007
Aniversario de Ordenación sacerdotal de TM.
El pasado 26 de mayo fue aniversario de ordenación sacerdotal de Thomas Merton. Lo teníamos presente, pero luego, con los asuntos cotidianos se nos pasó recordarlo acá. La condición sacerdotal de Merton es un elemento fundamental para comprender su vida y su espíritu, y un aspecto a tener en cuenta cuando intentamos adentrarnos en su mundo y tomarle como maestro. Ahora mismo me viene a la memoria uno de los capítulos de “El Signo de Jonás”, donde TM recoge todo lo relacionado con su ordenación, y el impacto que esto tuvo en su vida. Él vivió esos días con mucha apertura espiritual, y de hecho tuvo una comprensión bien amplia de lo que ese acontecimiento podía suponer. Tampoco olvidamos la presencia que tuvo en esos días su recuerdo agradecido a María de la Caridad del Cobre, a cuyo santuario había peregrinado años antes para conseguir esta gracia, y como le ofreció su primera misa, tal y como había prometido.
Acceder al sacerdocio supuso para TM la superación de ciertas imágenes que guardaba y que tal vez tenían que ver con su propia experiencia personal; así, el 30 de mayo de 1948, día de retiro, escribió:
“He pasado un mal rato tratando de imaginar qué es lo que va a significar para mí el hecho de hacerme sacerdote. A veces me aterroriza la idea de entrar a formar parte de una casta llena de limitaciones espirituales y de rigidez, pero el sacerdocio no es realmente eso, aunque algunas personas lo presenten de esa manera. En último término, la única solución a ese problema está en la obediencia. Yo sigo adelante por obediencia. Si mis superiores desean que yo sea sacerdote, esto por lo menos es sensato. Dios lo quiere, y quiere que sea algo bueno para mí, aunque puede comportar una muerte inimaginable”.
Luego, tres días después de su ordenación, apuntaba: “Yo tuve la impresión de que todas aquellas personas que habían venido para verme se dispersaron en dirección de los cuatro puntos cardinales del universo con himnos y mensajes y profecías, hablando en lenguas y dispuestos a resucitar a los muertos, porque de hecho durante esos tres días nos sentimos henchidos del Espíritu Santo y el Espíritu de Dios pareció apoderarse más y más cada día de todas nuestras almas a través de las tres primeras misas de mi vida, mis tres gracias máximas”.
¿Qué supuso en ese momento para TM la ordenación sacerdotal?
“Es como si fuese la conclusión triunfal de una época y el comienzo de una nueva historia cuyas implicaciones me sobrepasan absolutamente”.
Son abundantes en sus diarios las referencias a su condición sacerdotal y lo que supuso en su trayectoria espiritual, y en estos días volveremos sobre el tema.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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