Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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viernes, 25 de mayo de 2007
Una oración de Thomas Merton en Pentecostés.
Su primera plegaría recoge el canto de las criaturas: cielo, flores, colinas, aves. Y entonces se suma él mismo a ese coro espléndido: “Padre, te alabo uniéndome al coro de estas criaturas, hermanas mías. Tú nos has hecho a todos, y me has colocado aquí esta mañana en medio de ellos. Aquí estoy”.
Luego hace un examen de su vida de oración, de su relación con Dios. Antes: “En tiempos pasados yo solía orar prolongadamente, y me veía envuelto en oscuridad, tristeza y confusión. Sin duda, mi propia voluntad era la raíz de mi tristeza, y lo lamento”. Qué ha cambiado?. “La oración de tus amigos a favor mío y mis propias oraciones han tenido una respuesta”. Y eso ha dado como resultado un ahora diferente para Merton: “ Aquí estoy en esta ermita ante ti. Aquí me ves. Aquí me amas. Aquí pides la respuesta de mi propio amor y mi confianza. Aquí me pides que yo sea simplemente Tú amigo”.
Aquí habla de Merton de la gratuidad y la libertad de la experiencia mística, es decir, de una vida entregada, abandonada en Dios, aunque no necesariamente una vida perfecta. Más que un hacer es un aceptar: “Ser Tu amigo significa ni más ni menos aceptar Tu amistad porque es Tu amistad. Esta amistad es Tu vida, el Espíritu de Tu Hijo. Me has llamado aquí para ser Tu Hijo: para nacer de nuevo, repetidamente, en Tu luz, en conocimiento, en consideración, en gratitud, en pobreza y en alabanza”.
Luego reconoce la labor que corresponde hacer: Aprender. Y reconoce el lugar donde ha de hacerlo: la comunidad. Y Cómo ha de conseguirlo? La fidelidad.
Dos cosas: 1- Pronunciar Tu nombre con confianza.
2- Tenerte a Ti en el corazón.
Merton termina pidiendo ser un hombre de paz, capaz de trabajar por la paz del mundo. “A estudiar aquí la verdad y la no violencia y la paciencia y el valor de sufrir por la verdad”.
En esta oración de Merton por Pentecostés descubrimos nuestras propias necesidades, y las ponemos también ante Dios.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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