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miércoles, 9 de mayo de 2007

La lectura espiritual. Henri Nouwen.


Una disciplina importante en la vida del Espíritu es la de la lectura espiritual. A través de la lectura espiritual podemos tener cierto control sobre lo que entra en nuestra mente. Diariamente nuestra sociedad nos bombardea con innumerables imágenes y sonidos. Pero, ¿Queremos realmente que nuestra mente se convierta en el contenedor de la basura del mundo? ¿Queremos que nuestra mente se llene de cosas que nos deprimen, nos confunden, nos excitan, nos repelen o nos atraen, sin tener ocasión de pensar si es bueno para nosotros o no? ¿Queremos dejar que sean otros los que decidan lo que ha de entrar en nuestra mente y determinar nuestros pensamientos y sentimientos? Evidentemente que no; pero dejar que sea Dios, y no el mundo, el Señor de nuestras mentes, requiere una verdadera disciplina. Ello requiere que no solo seamos sencillos como palomas, sino también astutos como serpientes. Por eso la lectura espiritual es una disciplina tan beneficiosa. Nuestros pensamientos y sentimientos quedarán profundamente afectados si llevamos siempre con nosotros un libro que continuamente orienta nuestra mente en la dirección en la que queremos ir. Aunque solo leamos quince minutos diarios esos libros, pronto comprobaremos cómo nuestra mente va dejando de ser un contenedor de basura para convertirse en una vasija llena de buenos pensamientos. Pero la lectura espiritual no consiste solo en leer sobre cosas y personas espirituales. Consiste en leer espiritualmente, es decir, de una manera espiritual. Leer de una manera espiritual es leer deseando que Dios se acerque a nosotros. No es leer para dominar un saber, una información, sino para que el Espíritu Santo nos domine a nosotros. Es un dejar que Dios nos lea a nosotros a través de la lectura, y nos descubra quienes somos. (Henri Nouwen)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos. Me gustaría leer más cosas de Henri Nouwen, es un autor que me gusta por su sencillez y transparencia. Creo que era un gran comunicador.

Anónimo dijo...

Qué pasa, hace tres días no escribes nada y nos tienes acostumbrado a la actualización casi diaria del blog. enfermo, cansado, problemas?
Un amigo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.