Un cierto instinto universal nos advierte que la respuesta no se encuentra por la vía del auto análisis cerebral. Es preciso descubrir nuestra armonía esencial y el sentido de totalidad, que eso es lo que significa encontrarse consigo mismo. Para ello, no basta concentrarnos en sólo una parte de nuestro ser. El descubrimiento a que está llegando el hombre moderno, que es también un nuevo descubrimiento, consiste en que la realidad sólo puede conocerse como un todo, no en partes, y que esa total aprehensión de la realidad se realiza en el silencio.
Nuestra tarea en la meditación es dejar que se restablezca nuestra unidad y que nuestras partes dispersas se muevan hacia su propio y armonioso alineamiento en el centro de nuestro ser. Para conseguir esto, no debemos dispersarnos más. Tenemos que concentrarnos, movernos hacia nuestro centro, en silencio. Y es entonces cuando se libera una fuerza, la fuerza de la vida, que es la fuerza y el poder del Espíritu. (John Bain)
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