Pero también, mientras celebramos a Cristo como rey, se nos recuerda que nosotros mismos somos reyes. Nosotros hemos nacido como Cristo, para dominar sobre nuestros enemigos, para ser dueños de nosotros mismos, en lugar de dejarnos dominar por tiranos extraños, por nuestros instintos, deseos y pasiones, o por otras personas. Estamos destinados a ser libres. Y estamos también llamados a ser sabios, a tener experiencia para conocer todos los sectores de la realidad, para reconocernos en la propia casa, desde el sótano hasta el ático. Así, rey es símbolo del sí mismo.
Se puede percibir algo del misterio de esta fiesta si uno se pone de pie y centrado en sí mismo, dice:
“Aquí estoy delante de mí, tal como soy. Puedo apoyarme en mí. Soy una persona real, estoy en Cristo, gobierno con Él”. O recordar el verso de un salmo: “Dijo el Señor a mi señor: siéntate a mi derecha y a tus enemigos los pondré bajo tus pies”. Eso es participar del dominio de Cristo. No ejercemos poder sobre otros hombres, sino sobre todos los poderes que nos quieren oprimir. Participamos de la realeza de Cristo, de su libertad, de su poder. En Él somos señores de nosotros mismos".
Anselm Grün; “Año litúrgico sanador” (Editorial Verbo Divino)
1 comentario:
En nuestro mundo reinan la violencia, el odio, la opresión, la injusticia. Incluso las religiones aparecen como razones para odiar y matar. Hasta cuándo viviremos en un mundo así? Cuándo Cristo reinará definitivamente? Claro, nosotros tenemos que dejar que Él reine en nosotros, en nuestra vida, para que su Reino llegue al mundo. !Ven, Señor!
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