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domingo, 7 de octubre de 2007

Tras las huellas de Merton.



Este poema lo escribí hace unos años en mi visita al santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Santiago de Cuba, siguiendo los pasos de Thomas Merton, quien también visitó el santuario en el año 1940.

En comunión con la Virgen y el monje.

Aquí, donde la patria se cobija
Bajo el manto tierno de la Madre,
Entre montañas y el sonido melodioso
De las hojas que el viento está meciendo.
Aquí, en el sitio entrañable de la patria,
La patria interior, cierta y verdadera,
Quiero escuchar los pasos del peregrino
Que vino, por las aguas, desde el norte,
Para ofrecer su voluntad de vida,
Y buscar el bien, el olvido, el amor y el silencio.
Aquí, vuelvo a leer las páginas que narran
Su viaje interior e inolvidable por la Isla,
Y confieso que me parece verle caminando
Subiendo la calle empinada y sudoroso,
Para pedirle a la Señora morena y pequeña
El sublime don de ser sacerdote de su hijo.

Aquí le encuentro y con él me arrodillo frente a ella.
Aquí le siento, en el templo cuyo suelo reluce.
Aquí le veo: hombre común, converso,
Y luego monje inquieto y sacerdote suplicante,
Escritor fecundo, profeta y tenaz contemplativo,
Amigo y maestro espiritual,hermano Louis.
Y aquí me invita el verso y la palabra en el silencio,
Me invita a dialogar con Dios eternamente,
Dejándome arropar por la mirada tierna de la Madre,
Para alcanzar el fruto dulce de la misericordia.

Aquí me invita a sostener humildemente mi pobreza
Moral, mi desamparo, mis dudas, mis temores,
Para abrazar la santidad, aun cuando sea imperfecta.
Y yo me siento aquí, a los pies de la Virgen,
En comunión con el monje que llegó del frío,
Y tengo paz y luz y me siento más fuerte,
Y me hallo más en comunión con Cristo.
Aquí, entre altas montañas, en el lugar más bello,
Donde la Madre escucha la melodía del viento,
Y el pueblo peregrina.
Y yo escribo, y yo rezo.


Manuel Enrique Valls, ocd.
8 de julio de 2003.
El Cobre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias.
Magnífico Poema-Oración que me hace sentir en comunión contemplativa con TM y con todos los que, ante la Madre, buscan el silencio y la paz interior del peregrino cuya meta es hacer la voluntad del Señor.
CARIDAD

Anónimo dijo...

Gracias, Manuel, este poema me ha hecho recordar mis viajes al Cobre, hace años, cuando estaba en Cuba. Al leerlo he vuelto a peregrinar a los pies de la Virgen espiritualmente.
Qué la Virgen del Cobre interceda por Cuba!!
Felipe Barrios.

Anónimo dijo...

Amigo: sigue compartiendo esos textos que te revean como una persona sensible y abierta.
Disfruto mucho de lo que escribes.
Celia.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.