Siempre me pregunto si la gente que conoce todas mis partes, incluso los pensamientos y sentimientos más profundos y ocultos, realmente me ama. A menudo, estoy tentado de pensar que sólo soy amado mientras me desconocen parcialmente. Temo que el amor que recibo sea condicional y me digo: Si realmente me conocieran, no me amarían. Pero, cuando Jesús llama a María por su nombre, le habla a su ser entero. Ella se da cuenta de que Aquel que la conoce más profundamente no se está apartando de ella, sino que viene a ella, ofreciéndole su amor incondicional.
Su respuesta es: “Maestro”. Escuchó su respuesta, como el deseo de que Jesús sea, verdaderamente, su maestro, el maestro de todo su ser: de sus pensamientos y sentimientos, de su pasión y esperanza, incluso de sus pasiones más ocultas. Le oigo decir: Tú, que me conoces tan plenamente, ven y sé mi maestro. No te quiero alejar de ninguna parte de mí misma. Quiero que toques los lugares más profundos de mi corazón, de manera que no pertenezca a nadie, excepto a ti. Puedo ver que este encuentro ha sido un gran momento de sanación. Inmediatamente, María se siente totalmente conocida y amada. Ya no existe la división entre lo que ella puede mostrar sintiéndose a salvo y lo que no se atreve a revelar. Es vista íntegramente, y sabe que los ojos que la ven son los ojos del perdón, de la misericordia, del amor y de la aceptación incondicional.
En este encuentro simple podemos observar un momento religioso verdadero. Todo el temor se ha ido, y todo se ha convertido en amor. Y no hay mejor forma de expresarlo, que las palabras de Jesús: “Ve y encuentra a mis hermanos y diles: estoy ascendiendo hacia mi Padre y Padre de ustedes, hacia mi Dios y su Dios”. No hay ya diferencia entre Jesús y aquellos a quien ama. Son parte de la intimidad, que Jesús disfruta con el Padre Ellos pertenecen a la misma familia. Ellos comparten la misma vida, en Dios.
¡Qué alegría ser conocido plenamente, y al mismo tiempo, ser amado plenamente! Es la alegría de pertenecer, a través de Jesús y estar allí completamente a salvo y completamente libre. (Henri Nouwen; “Camino a Casa. Un viaje espiritual”)
1 comentario:
Mucha gente no se siente amada; creo que es un problema grande hoy en día. De ahí la actualidad y urgencia de la buena nueva evangélica: Dios es amor, Dios es Padre y nos ama. Para muchos Dios es el que castiga, a quién se le teme. Viven el dinámica premio-castigo. Es fundamental para una fe auténtica y liberadora el conocer el amor de Dios.
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