1- “¡Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen!”. Jesús dice esto sobre sus verdugos. Pero ¿Es verdad? Todo parece indicar que no eran precisamente inocentes.
¿Cómo es posible que los verdugos de Jesús, y también nosotros muchas veces, no sepamos lo que hacemos? La respuesta es esta: No sabemos lo que hacemos porque no sabemos cuánto somos amados. Esa es la ceguera y la verdadera ignorancia de los verdugos. Criticamos, perseguimos y crucificamos a otros porque no nos sentimos queridos, aceptados y amados. Somos severos con los otros porque estamos urgentemente necesitados de amor, y al no saberlo nos sentimos débiles y frágiles y entonces nos endurecemos, pero de una manera absurda y falsa. La mayoría de nosotros no ha escuchado nunca en su corazón la voz de Dios diciendo: “Te amo”. Pocos hemos escuchado lo que Jesús junto al Jordán: “Tú eres mi hijo amado, en quien me complazco”. La verdad es que una inmensa mayoría no ha escuchado esto, ni de Dios, ni de otro ser humano. Esta es la fuente de la maldad del mundo. Por eso esa era la misión de Jesús: contarnos acerca del infinito e inmenso del Padre. Y así, “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.
2- “Uno de ustedes me va a entregar”. Así dice Jesús en la Última Cena. Y vean la palabra ENTREGAR porque es muy importante. Porque eso es también lo que hace Dios, según Pablo: “…él, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo ENTREGÓ por todos nosotros”. (Romanos 8, 32). El momento en que Jesús es entregado es crucial en el ministerio de Jesús. Es pasar de la acción a la pasión. Después de años de enseñar, predicar, sanar y desplazarse hacia donde Él quisiera ir, Jesús es entregado al capricho de sus enemigos. Ya las cosas no son hechas por Él, sino A Él. Es flagelado, coronado de espinas, escupido, ridiculizado, desnudado, clavado desnudo, en una cruz. Es una víctima pasiva, sujeta a las acciones de los otros. Desde el momento en que Jesús es entregado, comienza su pasión y a través de esta pasión Él cumple con su vocación.
¿Qué aprendemos hoy de Jesús?:
1- Lo más importante es el Amor. Esa es la razón para vivir, la meta de nuestra vida, la santidad a la que somos convocados por la fe. Amar y dejarse amar sigue siendo la tarea más importante de cada ser humano, y por eso el mensaje de Jesús sigue siendo hoy URGENTE. Mientras la gente no sea o no se sepa amada habrá crucificados.
2- Y a veces el crucificado puede convertirse en la mayor expresión de ese AMOR que necesitamos. Jesús cumple en plenitud su misión cuando, por amor, acepta que su vida sea, no acción, sino PASIÓN, dejarse hacer. La mayor parte de nuestra vida también es pasión También nosotros, cuando somos entregados, podemos encontrar la manera de anunciar como Jesús la BUENA NUEVA. Dice Jesús: “Ustedes no me quitan la vida, yo la doy”. Eso es ser cristiano.
Para este domingo en el que se juntan la gloria y el rechazo en la persona de Jesús, sintamos la urgencia de la falta de amor, amor verdadero, amor que se deja crucificar, y seamos de verdad discípulos de aquel que siempre nos amará primero. Amen
1 comentario:
A propósito de las brechas por donde se nos escurre el espíritu
a propósito de tus koan y los míos
a propósito de lo inefable
a propósito de un madrigal fílmico
Es ese el tremendo huracán
en los resquicios del alma
el que llaman Fidelidad
a tí,a mi
al mundo
Fidelidad al Cristo Encarnado
que se nos queda aqui
siempre
Fidelidad a la Fidelidad
al Fiel que no niega y se niega
en el día a día
en esta hora y después de esta hora
en este minuto y en el otro minuto
Fidelidad al otro y al Ti mismo
como un huracán desde aquel pequeño reducto
del alma
que juega a avivar los vientos
de la pequeñez
Trocándola en Fidelidad a un Todo
en el mismo instante de la Nada
Fidelidad total
Universal
a la luz y a las tinieblas cegadoras
con traición mezclada
confundida
Que grande Fidelidad
esta pequeñez de huracán
sin mesuras
en cualquier resquicio innombrable
del alma,
abatida
turbada
encendida
apagada
antes y después de sentirse
amada
Autor: Ray Morell.
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