“Psicológicamente, debemos tener presente que en todo lo que hacemos siempre hay un sí y un no. Somos como un iceberg, con una pequeña punta que aflora a la superficie y una gran masa sumergida. En el instante mismo en que digo: “seré un santo”, hay en mí alguien que dice: “Seré un impío”. Si no soy una persona bien integrada, si mi resolución de ser un santo nace de motivos confusos sin que yo lo sepa, será probable entonces que, en todo cuanto haga para convertirme en santo, estaré, al mismo tiempo, poniéndome trabas. Yo mismo estaré tratando de derrotar mis esfuerzos por convertirme en santo.
Así que cuando resolvemos hacer ciertas cosas, estamos, al mismo tiempo, sin saberlo, poniéndonos en situación de frustrarnos y de no hacer lo que debiéramos hacer. En este aspecto, y una vez más, en tanto que cristianos, no deberíamos ser tan religiosos. Es el amor lo que nos hace trascender la religiosidad. Entre lo que acontece en mi mecanismo inconsciente cuando estoy amando y lo que acontece cuando no estoy amando está toda la diferencia”.
Thomas Merton.
1 comentario:
Qué complejo y que simple a la vez.
Complejo porque muchas veces convergen en nosotros lo mejor y lo peor que podemos ser (a veces involuntariamente) Aún teniendo claras nuestras motivaciones para ser buenos, a veces no nos sale...
Y simple, porque lo único que marca la diferencia es el AMOR; nada más...nada menos. es el único camino. Tenemos a favor, que esto se aprende durante toda la vida. Me gustó mucho este texto. Sabés en qué libro está?
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