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jueves, 31 de enero de 2008

Natalicio de Thomas Merton.


Thomas Merton vino al mundo un 31 de enero de 1915, hace 93 años. Hoy es, indudablemente, una figura singular en el panorama del pensamiento contemporáneo, un maestro espiritual reconocido, que suscita comentarios a los más diversos niveles, y cuyas intuiciones han tenido un alcance inusitado en las más diversas esferas de la cultura, la religión y la política. No siempre quienes le estiman por su obra, conocen el alcance pleno de esta, y algunos criterios sobre su persona están basados en el conocimiento parcial de sus escritos y sus ideas. Esto, claro está, puede deberse en buena parte al carácter prolífico y plural de su magisterio espiritual, de su obra escrita, que es extensa y profunda, abarcando un amplio espectro de intereses humanos.
Merton fue hijo de artistas, intelectual liberal y residente en Francia e Inglaterra antes de asentarse definitivamente en los Estados Unidos, miembro por poco tiempo de las juventudes comunistas, amigo bien pronto de un monje hindú que le invitó a conocer la riqueza de su tradición cristiana, y poeta, novelista y ensayista; esta impronta y curiosidad intelectual no lo abandonaría nunca, y ya desde el claustro monacal mantuvo una fecunda y variada relación epistolar con cientos de personas de las más diversas procedencias y estratos sociales.
Al final de su vida, y por haber manifestado de modo explicito su simpatía por personajes de la vida contracultural y profesar además admiración y reconocimiento por representantes del budismo y los estilos de vida zen, cobraron fuerza toda suerte de especulaciones en torno a supuestas disidencias suyas, y un posible alejamiento de su vocación a la Trapa y la Iglesia católica. En realidad Merton se acercaba a la verdadera “catolicidad” del contemplativo, para quien las fronteras con las que topamos habitualmente dejan de ser reales y necesarias.
Lo cierto es que su influencia crece con el tiempo, y cada vez más personas se sienten tocadas por su espíritu, que es a la vez ortodoxo y radical, tradicional pero afincado en su tiempo, crítico en extremo tanto desde la pasión como desde la compasión, y se ha convertido por ello en el guía de quienes pretendemos hacer el viaje espiritual.
Gracias a una buena amiga de este blog estoy leyendo hace días un ensayo de Fernando Beltrán Llavador sobre Thomas Merton, que lleva el título de “La memoria encendida”; el autor es asesor de la Sociedad Thomas Merton, y ha publicado antes otro trabajo de esta misma índole, “La contemplación en la acción” (San Pablo, 1996). De ese texto voy a ir sacando algunas ideas para compartírselas en este blog, pues me parecen bien interesantes para quienes se interesan por la vida y la obra de Merton. Como el texto va intercalando citas constantemente en inglés(que no siempre consigo entender con exactitud), lo que les compartiré es más o menos mi propia lectura de esos pasajes, con perdón del autor, un gran conocedor de la obra de Merton, cosa que yo no soy, pues mi acercamiento no pretende ser académico, sino simplemente espiritual, para aprender algo de la experiencia increíble del monje de Getsemaní.

1 comentario:

mj dijo...

Adelante P.Manuel, con tu idea de compartir los textos de este libro de Thomas Merton.
Un saludo
Jose

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.