Merton fue hijo de artistas, intelectual liberal y residente en Francia e Inglaterra antes de asentarse definitivamente en los Estados Unidos, miembro por poco tiempo de las juventudes comunistas, amigo bien pronto de un monje hindú que le invitó a conocer la riqueza de su tradición cristiana, y poeta, novelista y ensayista; esta impronta y curiosidad intelectual no lo abandonaría nunca, y ya desde el claustro monacal mantuvo una fecunda y variada relación epistolar con cientos de personas de las más diversas procedencias y estratos sociales.
Al final de su vida, y por haber manifestado de modo explicito su simpatía por personajes de la vida contracultural y profesar además admiración y reconocimiento por representantes del budismo y los estilos de vida zen, cobraron fuerza toda suerte de especulaciones en torno a supuestas disidencias suyas, y un posible alejamiento de su vocación a la Trapa y la Iglesia católica. En realidad Merton se acercaba a la verdadera “catolicidad” del contemplativo, para quien las fronteras con las que topamos habitualmente dejan de ser reales y necesarias.
Lo cierto es que su influencia crece con el tiempo, y cada vez más personas se sienten tocadas por su espíritu, que es a la vez ortodoxo y radical, tradicional pero afincado en su tiempo, crítico en extremo tanto desde la pasión como desde la compasión, y se ha convertido por ello en el guía de quienes pretendemos hacer el viaje espiritual.
Gracias a una buena amiga de este blog estoy leyendo hace días un ensayo de Fernando Beltrán Llavador sobre Thomas Merton, que lleva el título de “La memoria encendida”; el autor es asesor de la Sociedad Thomas Merton, y ha publicado antes otro trabajo de esta misma índole, “La contemplación en la acción” (San Pablo, 1996). De ese texto voy a ir sacando algunas ideas para compartírselas en este blog, pues me parecen bien interesantes para quienes se interesan por la vida y la obra de Merton. Como el texto va intercalando citas constantemente en inglés(que no siempre consigo entender con exactitud), lo que les compartiré es más o menos mi propia lectura de esos pasajes, con perdón del autor, un gran conocedor de la obra de Merton, cosa que yo no soy, pues mi acercamiento no pretende ser académico, sino simplemente espiritual, para aprender algo de la experiencia increíble del monje de Getsemaní.
1 comentario:
Adelante P.Manuel, con tu idea de compartir los textos de este libro de Thomas Merton.
Un saludo
Jose
Publicar un comentario