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miércoles, 23 de enero de 2008

La mirada "católica" de Thomas Merton.


"Si en Occidente Dios ya no puede ser experimentado como ‘muerto’, es debido a una ruptura y autoalienación internas que han caracterizado la mente occidental en su dedicación mentalmente simple a sólo la mitad de la vida: la exterior, objetiva y cuantitativa. La ‘muerte de Dios’ y la consecuente muerte del auténtico sentido moral, del respeto por la vida, por la humanidad, por los valores, expresa la muerte de una cualidad de vida interior subjetiva: una cualidad que en las religiones tradicionales era experimentada en términos de conciencia de Dios; no en la concentración en una idea o concepto de Dios, y menos aún, en una imagen de Dios, sino en una sensación de presencia, de un fundamento divino de realidad y significado partiendo de los cuales la vida y el amor pudieran florecer espontáneamente".
Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo. (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997.

"Cualquier cosa que la India haya tenido que decirle a Occidente, se vio forzada a permanecer en silencio. Cualquier cosa que China haya tenido que decir, aunque algunos de los primeros misioneros le prestaron oídos y lo entendieron, el mensaje fue en general ignorado por inconcerniente. ¿Es que hubo quien escuchara las voces de los mayas y de los Incas, aunque tenían cosas profundas que decir? Viéndolo bien, su testimonio fue simple y llanamente suprimido. Nadie creyó que los Hijos del Sol pudieran esconder, después de todo, ningún secreto espiritual en sus corazones. Por el contrario se suscitaron discusiones abstractas para determinar, en términos de filosofía puramente académica, si era posible o no considerar al indio como animal racional. Uno se sobrecoge con sólo el eco de la voz del orgullo cerebral de Occidente -ya desde entonces encarnado por el racionalismo que hoy constituye nuestro patrimonio-, alzándose para juzgar el viviente misterio espiritual del hombre primitivo y condenarlo a ser excluido de aquella categoría de que exclusivamente se hacía depender el amor, la amistad, el respeto y la comunión".
Thomas Merton. Carta a Pablo Antonio Cuadra sobre los gigantes, 1962. Mutantia (zona de lucidez implacable), Ediciones del Psiconauta, Buenos Aires, 1981.

"El Gita ve que el problema básico del hombre es su endémica negativa a vivir por otra voluntad que no sea la suya (…) Es renunciando a una libertad falsa e ilusoria, a nivel superficial, como el hombre se une con el fundamento interno de la realidad y la libertad en sí mismo que es la voluntad de Dios, de Krishna, de la Providencia o del Tao. Estos conceptos no coinciden exactamente, pero tienen mucho en común. Es permaneciendo abierto a un número infinito de inesperadas posibilidades, que trascienden su propia imaginación y su capacidad de planificación, como el hombre en verdad realiza plenamente su propia necesidad de libertad. El Gita, como los Evangelios, nos enseña a vivir conscientes de una verdad interior que excede el alcance de nuestros pensamientos y no puede ser sometida a nuestro propio control. Si seguimos el simple afán de poder, seremos esclavos de ese afán. Si obedecemos esa verdad seremos, finalmente, libres".

Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.