“Ruego de todo corazón que yo pueda entregarme plenamente a Dios de acuerdo con Su voluntad y que no continúe caminando por el camino de mi propio y estúpido querer. Sólo Dios puede ayudarme a salir de mi torpeza”.
El 1 de diciembre recibió por correo una nota de la junta de reclutamiento, y ello aceleró la decisión que estaba por tomar. Por eso el día 2 escribe:
“Ayer pasé el día rellenando los documentos necesarios para pedir una prórroga, a fin de averiguar si los trapenses estarían dispuestos a recibirme o no. Y he estado rezando sin interrupción”.
Era el final de una etapa de su vida, de un camino que se había iniciado un 24 de enero de 1915, y que luego de tanteos, búsquedas y tropiezos, le llevaría hasta un monasterio de la Trapa. Meses antes había estado en ese lugar; en el mes de abril, en semana santa, visitó la Trapa de Getsemaní, en Kentucky, y quedó totalmente impresionado, hasta el punto de escribir en su diario:
“Debería arrancar todas las demás páginas de este libro y todas las páginas de todos los libros que a lo largo de mi vida han salido de mi pluma y empezar aquí”.
Una vida nueva. Eso quería empezar Merton cuando tomó la decisión de ser trapense en Getsemaní. Una vida para Dios. Llegó allí un 10 de diciembre de 1941.
2 comentarios:
hola,
hace como 3 años empecé a leer los libros de T.Merton.: Un regalo de la Providencia, lo mismo que encontrar este blog es una gran ayuda.
Gracias por escribir sobre este autor, Merton sabe explicar su experiencia de Dios bien de bien.
Nos hace mucho bien leerlo y meditarlo cada día, verdad?
Que la esperanza nos renueve en este Adviento, para empezar una nueva vida, más comprometida "de acuerdo con Su voluntad".
Saludos,
inés
Un saludo, P. Manuel
Un día más en tu blog, precioso espacio. Y estupendo todo lo que hay en él.
Gracias
Jose
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