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viernes, 15 de febrero de 2008

El verdadero viaje es interior.


Para Thomas Merton, el auténtico viaje para alcanzar la integración final es una metánoia, un camino de transformación, una auténtica “conversión del corazón”, que en su caso, y usando su propio juego de palabras, fue realmente una continua “conversación” del corazón, con el corazón y hacia el corazón; un viaje desde una identidad falsa, reducida al “yo”empírico, una máscara superficial ilusoria, y presa de las obsesiones de la cultura del momento, hasta un “yo” auténtico, una realidad incuestionable, una identidad profunda, más allá incluso de la convención monástica.
Al seguir este camino, según algunos autores, Merton se revelaba como un autor plenamente americano, en la línea de escritores puritanos que fueron pioneros de la identidad de esa tierra, y es de hecho un símbolo de Norteamérica y un símbolo del tiempo que le tocó vivir. Toda la obra de Merton hay que situarla en ese contexto de “metanoia” o viaje de transformación; ese viaje arquetípico cristiano se actualizó de diversas formas en la trayectoria existencial de Merton: en su peregrinación desde Europa, pasando por América y terminando en Asia, peregrinación que no sólo fue geográfica, sino también espiritual, y que le convirtió indudablemente en un “católico”, según la verdadera acepción de esa palabra.
En la obra de Merton, la caída del hombre no es otra cosa sino su pérdida de identidad, el olvido de su “yo” verdadero. Adán es cada uno de nosotros, también hoy, en nuestra condición de separación de la Tierra Pura, del Paraíso. Adán no es una figura bíblica y lejana, sino una realidad sin tiempo en nuestro interior. La paradoja del hombres caído resulta de su aspiración de ser como Dios, pero sin Dios; en efecto, el hombre es creado a Su imagen y semejanza, pero no para sustituir a Dios y así considerarse creador de sí mismo. Ésa es la arrogancia, la ignorancia del ego, el acto de hubris que en su misma comisión está condenado a corregirse según leyes que operan por encima de la comprensión del “egoísmo” humano. El egoísmo es literalmente, la percepción del ego como “ismo”, “isla”, “fabricación propia”, aunque en realidad Merton nos recuerda, para fraseando a Donne, que “los hombres no son islas”.


Notas de lectura de "La encendida memoria" de Fernando Beltrán Llavador.

2 comentarios:

mj dijo...

"La caída del hombre no es otra cosa sino su pérdida de identidad", creo que esta frase resume con bastante exactitud el vacío, la nostalgía que nos invade en algunas ocasiones; cuando sentimos que no encajamos en ningún sitio en la sociedad en la que vivimos; el no saber llevar a nuestro corazón de vuelta a casa.
Un saludo

José Ignacio Lacucebe dijo...

Cuaresma, desierto,búsqueda separatividad, silencio, encuentro, olvido.
Hace años pensé o alguien me transmiti´p y yo lo aprehendí,que el episiodo bíblico del retiro de Jesús en el desierto debía ser previo al bautismo, creo que momento sublime junto al de la transfigurancion. En los dos acontecimientos hay un hecho común: Dios manifiesta la filición de su Hijo, que le complace.
No son habituales, en la vida estos momentos, diría más son fugaces. Es cierto que mantenemos la tendencia a construir cabañas para alargar la experiencia, que nos abstrae de las inquietudes mundanas, que nos sume en un Nirvana deseado por todos los humanos.
Tengo mis dudas que el más allá, el cielo, o como se llame, en el caso que tenga nombre, sea una permanente quietud ascética.
Me alegro por tu vivir y espero que las hermanas encuentren lo que necesitan.
Hasta pronto.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.