1- Unidad: como consecuencia directa de la recuperación de nuestra verdadera identidad.
2- Libertad: por reconocer en nuestra identidad la imagen y semejanza de Dios, Quien es a la vez pura Libertad y Amor puro; en términos negativos, la libertad humana es una autentica liberación de las fabricaciones ilusorias de nuestro ego individual y colectivo.
3- Pureza de corazón: con las anteriores supone otro elemento constitutivo del “verdadero yo”, y que también con ellas, testimonia la recuperación del Paraíso. Todas ellas son el principio de una nueva etapa en el camino que ha de trocar la búsqueda en servicio, en donación amorosa en cada encuentro con el otro.
4- Compasión: mucho más que un mero sentimiento de empatía, es ante todo la personificación de la caridad cristiana, en acciones de responsabilidad y compromiso.
5- Perspectiva: una nueva forma de ver las cosas, por identidad y unificación a la vez que con desprendimiento, libre de la percepción ilusoria colectiva, libre de las confusiones de las imágenes manufacturadas y de los mitos y ficciones secretados en buena parte por los medios de comunicación de masas.
Merton expuso las claves más significativas de su pensamiento en torno a la soledad en uno de sus ensayos más radicales y controvertidos, “Notes for Philosophy of solitude” (Notas para una filosofía de la soledad), publicado en el libro “Cuestiones Disputadas”, también publicado como “Humanismo cristiano”.
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