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martes, 3 de abril de 2007

EL ROSTRO DE CRISTO (Benedicto XVI).


"Esta es la experiencia de los verdaderos amigos de Dios, los santos, que han reconocido y amado en los hermanos, especialmente en los más pobres y necesitados, el rostro de aquel Dios largamente contemplado con amor en la oración. Ellos son para nosotros ejemplos estimulantes, dignos de imitar; nos aseguran que si recorremos con fidelidad ese camino, el camino del amor, también nosotros, como canta el salmista, nos saciaremos de gozo en la presencia de Dios (cf. Sal 16, 15). "Jesu... quam bonus te quaerentibus", "Jesús, qué bondadoso eres con los que te buscan". Así hemos cantado hace poco, entonando el antiguo canto "Jesu, dulcis memoria", que algunos atribuyen a san Bernardo. Es un himno que adquiere un significado especial en este santuario dedicado a la Santa Faz y que nos trae a la mente el salmo 23: "Esta es la generación de los que lo buscan, los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob" (v. 6). Pero, ¿cuál es la "generación" que busca el rostro de Dios?, ¿cuál es la generación digna de "subir al monte del Señor", de "estar en el recinto sacro"? Explica el salmista: son los que tienen "manos inocentes y puro corazón", los que no dicen mentiras ni juran contra el prójimo en falso (cf. vv. 3-4). Así pues, para entrar en comunión con Cristo y contemplar su rostro, para reconocer el rostro del Señor en el de los hermanos y en las vicisitudes de todos los días, es preciso tener "manos inocentes y puro corazón". "Manos inocentes" quiere decir existencias iluminadas por la verdad del amor, que vence a la indiferencia, la duda, la mentira y el egoísmo. Además, hay que tener un corazón puro, un corazón arrebatado por la belleza divina, como dice santa Teresa de Lisieux en su oración a la Santa Faz; un corazón que lleve impresa la faz de Cristo. Queridos sacerdotes, si queda impresa en vosotros, pastores de la grey de Cristo, la santidad de su rostro, no tengáis miedo: también los fieles encomendados a vuestra solicitud pastoral se contagiarán y transformarán. Y vosotros, seminaristas, que os preparáis para ser guías responsables del pueblo cristiano, no os dejéis atraer por nada que no sea Jesús y el deseo de servir a su Iglesia.Lo mismo os digo a vosotros, religiosos y religiosas, para que todas vuestras actividades sean reflejo visible de la bondad y de la misericordia divina. "Busco tu rostro, Señor". Buscar el rostro de Jesús debe ser el anhelo de todos los cristianos, pues nosotros somos "la generación" que en este tiempo busca su rostro, el rostro del "Dios de Jacob". Si perseveramos en la búsqueda del rostro del Señor, al final de nuestra peregrinación terrena será él, Jesús, nuestro gozo eterno, nuestra recompensa y gloria para siempre: "Sis Jesu nostrum gaudium, qui es futurus praemium: sit nostra in te gloria, per cuncta semper saecula".




Benedicto XVI

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese es el camino del cristiano, buscar el rostro de Dios a lo largo de toda su existencia, y es una verdadera tarea espiritual irle descubriendo en los hermanos, la creación, la historia humana, la iglesia, la Escritura y más lugares aun. Es una tarea hermosa, apasionante, y en la Semana Santa podemos vivir este misterio de un modo especial. (Alberto)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.