Para dar calor y lumbre
Lentamente en el fogón,
Quisiera ser como esa flor pequeña
Que con su color alegra el más humilde rincón.
Quisiera que mi andar no hiciera daño,
No tener nada en mis manos, sólo el cotidiano pan,
Y sembrar mi propio ser para el mañana
Sobre la tierra callada,
Mansamente y nada más.
Quisiera ser el eco de algún canto
Que a los hombres haya dado
Unos momentos de paz,
Quisiera ser la mano de la brisa
Que al peregrino acaricia cuando en la tarde se va.
Quisiera olvidarme de mí mismo,
No seguir el espejismo
De una gloria que al final
Es tan sólo como un sueño que se acaba
Con la luz de la alborada que nos hace despertar.
Quisiera no perderme inútilmente,
Que en mi pequeñez la gente
Claridad pueda encontrar,
Que no importa ser la chispa de un momento
O de otra luz el reflejo, lo que importa es alumbrar.
Quisiera que cuando el final llegara
De mi existencia quedara
Una huella sin dolor,
Quisiera que cuando me recordaran
Y mi nombre pronunciaran lo hicieran con amor.
Quisiera hablar con Dios como un amigo
Sin que penas ni castigos
Me hagan enmudecer,
Y pedirle que perdone mi miseria,
Que se queda en un quisiera que no llega nunca a ser,
Que soy sólo un hombre que camina a tientas,
Con su cruz y con su guerra,
Con su paz y su dolor,
Que se pierde para siempre en las tinieblas
Si no le llega en la niebla el auxilio del Señor.
R. Hernández. (Cantoral nacional cubano).
2 comentarios:
Sólo te digo que es un canto precioso. "Quisiera olvidarme de mí mismo, no seguir el espejismo..."
Un saludo
Padre Manuel mientras leia el poema "QUISIERA" recordaba los "Encuentros de Jovenes" que se hacian los miercoles en la Catedral de Matanzas, Cuba; el cual tutoriabas y debatiamos poemas tan lindos y profundos como este. Todos estos recuerdos estan en mi corazon y en el de todos los jovenes que llenastes de espiritualidad.
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