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sábado, 17 de noviembre de 2007

Un nuevo comienzo.


El 16 de noviembre de 1938 Thomas Merton fue bautizado como católico en la Iglesia del Corpus Christi, de Nueva York. Acerca de este acontecimiento escribe Merton en su autobiografía:

“Al empezar noviembre mi mente se llenó con este pensamiento: bautizarme y entrar al fin en la vida sobrenatural de la Iglesia. Era todavía infinitamente pobre y desdichado en mi apreciación de lo que iba a tener lugar dentro de mí. Estaba a punto de afirmarme en la costa, al pie de la alta montaña de los siete círculos de un purgatorio más profundo y más arduo de lo que podía imaginarme y no tenía del todo conciencia de la subida que iba a tener que afrontar.
Lo esencial era empezar la subida. El bautismo era ese principio, y muy generoso, por parte de Dios. Pues, aunque fui bautizado condicionalmente, espero que Su misericordia ahogó toda la culpabilidad y castigo temporal de mis veintitrés años negros de pecado en las aguas de la fuente bautismal y me concedió un nuevo comienzo. Pero mi naturaleza humana, mi debilidad y la tendencia de mis malos hábitos todavía tenían que ser combatidos y vencidos.
Hacia fines de la primera semana de noviembre el padre Moore me informó que sería bautizado el día dieciséis. Salí de la rectoría esa noche más feliz y más contento de lo que jamás había estado en mi vida. Miré el calendario para ver la fiesta del santo del día, e indicaba Santa Gertrudis”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"El primer día del resto de mi vida" Así puede definirse lo que supone el bautismo para quien lo recibe en las condiciones apropiadas. Interesante leer sobre la experiencia de Merton, y descubrir coincidencias con mi propia experiencia personal. Una transformación, una absoluta novedad, una deseo que no acaba nunca de Dios y de sus cosas. Merton, tambien yo, es un convertido, vive la fuerza de la conversión en su vida, y eso le imprime un dinamismo tremendo a todo lo que hace.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.