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miércoles, 1 de junio de 2016

TIEMPO ¿ORDINARIO?

"Mi padre murió con veintitrés años de edad, cuando yo no tenía más que tres. Mi pequeña persona sólo heredó una pequeña cosa de él: un librito de oraciones que guardaba en su interior una estampa con un poema impreso ribeteado en negro. Lo memoricé en cuanto aprendí a leer. Decía: 

No tengo más que un minuto,
sólo sesenta segundos
me veo obligado
no puedo rechazarlo,
no lo he buscado,
no lo he elegido, 
pero sufriré si lo pierdo... 

A medida que pasaban los años, aquellos versos se me iban yendo de la memoria; su filosofía perdía su encanto. Entonces me hice mayor, maduré y descubrí unas cuantas cosas: 


El tiempo es la base, el eje, el elemento de cohesión y la gloria de la vida. Pero no es simple. El tiempo ordinario es el período litúrgico más largo de todos. Es un tiempo en el que la vida transcurre a su lento y monótono modo, predecible hasta en lo más mínimo. Más de lo mismo. Misma rutina y misma rutina. Semana tras semana, mes tras mes. Los trayectos entre la casa y el trabajo, el papeleo, las tareas domésticas y el llevar a los niños al colegio nos devoran día tras día con entumecedora
regularidad. Y, sin embargo, es en el tiempo «ordinario» en el que ocurren las cosas verdaderamente importantes: nuestros hijos crecen, nuestro matrimonio y nuestras relaciones maduran, nuestro sentido de la vida cambia, nuestra visión se amplía, y nuestra alma llega a su sazón.

Sin lugar a dudas, la oración de la estampa tenía razón: perder la gloria de la vida ordinaria es sufrir la pérdida de la mayor parte de la vida.


Sólo cuenta realmente lo que aprendemos mientras hacemos lo que parece ser pura rutina: cómo resistir, cómo producir, cómo hacer rica la vida en sus momentos más mudos. «Hay más verdades en veinticuatro horas -decía Raoul Vaneigem- que en todas las filosofías».

Únicamente lo ordinario hace especial lo especial. Atiborrarse de especialidad es perder todo sentido de lo excepcional de la vida.

El tiempo ordinario es el mentor de todos nosotros. «Un oficinista de correos -decía Camus- es comparable a un conquistador, si ambos tienen en común la consciencia». Quienes, allí donde están, miran y pueden ver lo que están mirando,son los que hacen extraordinario el tiempo ordinario.

Lo ordinario es lo que nos revela, poco a poco, milímetro a milímetro, «la santidad de la vida, ante la cual -como dijo Dag Hammarskjóld- nos inclinamos en reverente adoración».

Espera pacientemente esas interrupciones de lo ordinario que nos revelan el verdadero núcleo de la condición humana: vida, muerte, cambio.

Es importante entender la diferencia entre estabilidad e intransigencia. La estabilidad nos enraíza en un pasado que, como la buena tierra, nutre lo que está creciendo. La intransigencia, en cambio, nos enraíza en un pasado que se ha petrificado para no tener que crecer en absoluto.

«El despotismo de la costumbre -decía el filósofo John Stuart Mili- es en todas partes una barrera estática contra el avance humano». Considera, pues, como una mala señal cuando te sorprendas a ti mismo arguyendo que ‘siempre se ha hecho así’

Nunca confundas lo ordinario con lo simple, lo estático o lo aburrido. Vivir una vida ordinaria puede perfectamente ser algo muy complicado. Se requiere un gran talento para hacer una gran vida de una vida rutinaria.

Queremos que la vida sea apasionante cuando, de hecho, la vida no es más que vida. Deseamos que lo espiritual sea místico, en lugar de ser real. Para el verdadero místico, el paso de las estaciones nunca es una banalidad. Es la repetición lo que, por fin, abre nuestros ojos a Dios donde Dios ha estado siempre: justamente delante  de nuestros ojos.


«Vivir -decía Antoine de Saint-Exupéry- es nacer lentamente». El hecho es que llegar a estar plenamente vivo lleva toda una vida. Hay en todos nosotros tanto que nunca hemos tocado, tanta belleza en la que estamos inmersos y que pasamos por alto... La consciencia es lo que eleva lo ordinario al nivel de lo sublime.

La vida, por definición, es cálida y palpitante. La vida, por definición, habla de Dios."

JOAN CHITTISTER. Escuchar con el corazón. 










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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.