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sábado, 1 de junio de 2019

ROCK, CONTEMPLACIÓN Y ACCIÓN : ¿UN ENCUENTRO IMAGINARIO?

¿Podemos imaginar un encuentro  entre Thomas Merton, Bruce Springsteen y Dorothy Day en 1967? Lo hace para nosotros el escritor Chad Mitchum  en  la revista América, de los jesuitas, en
su sección de Arte y Cultura (1 de abril 2019). En el relato, con humor a ratos cercano a la caricatura, estas tres personalidades de la cultura norteamericana se encuentran casualmente en la redacción de la revista.
Allí son observados y escuchados con admiración perpleja por un novicio jesuita que cumple una etapa de su formación haciendo fotocopias para la revista.  El nos presenta a la futura gran estrella de rock, y a dos católicos prominentes. De inicio no sabe quiénes son, y se limita a narrar lo que oye y ve sin añadir apenas su opinión personal. Esa nos la deja a nosotros.

“La puerta principal se abrió y entró alguien que luego supe que era guitarrista. Le repetía a todo el mundo que no había aprendido todavía a hacerla hablar” (Obviamente, se refiere a Springsteen.)

“En una silla parecida a un trono de terciopelo rojo bastante incómoda estaba sentada una señora de pelo gris y abrigo de lana también gris. Leía pacientemente un libro y esperaba la última edición de su relato sobre la proliferación nuclear y la sopa de zanahoria. Me pareció familiar. Por alguna razón deseé de repente ser un sin techo o algo así parecido a comunista.” (Habla de Dorothy Day).

 Pero en la forma en que nos presenta a cada uno, hay cierta ironía en la que Merton no queda muy bien parado:

“Entró un hombre calvo y buen tipo con hábito gris y negro y le dijo a todo el que quisiera oírlo que era monje. Que vivía en soledad. Casi siempre.” (Ha entrado Merton). Y más adelante:

“El P. Merton miró su reloj pulsera de oro, vio que ella (Dorothy Day) lo vio y se metió la mano en el bolsillo rápidamente”.

 El monje trapense aparece más bien superficial y externo, mientras que una gruñona Dorothy Day se muestra muy humana y entregada:

“….esta gente nunca ha tenido que esclavizarse delante de un fogón haciendo sopa de zanahoria para un puñado de borrachos sin techo que tratas de recordar, como una loca, que son el mismo Jesús”

 y el jovencito Springsteen, que según dicen sus biógrafos salió a las malas de un colegio católico,  por desacuerdos en temas morales con la institución escolar y algunos de sus compañeros, se nos presenta populachero, natural y de buen corazón. Él entra a la redacción de la revista… (lo sabemos al final) sólo porque buscaba un baño, y ahí empata su conversación sobre todo con Day, que tampoco se inhibe de ironías.  La vieja amiga de Merton le dice al saludarlo:

“Thomas, ¿terminaste ya de contemplar….todas esas Semillas?”

 Dorothy Day ha venido a la revista para revisar borradores de artículos suyos que van a ser publicados. Y Merton.. ¿a qué vino Merton?.  Le pregunta el redactor jefe :

 " y tú Tom, supongo que viniste a buscar mi estera para yoga” Y Merton responde simplemente:  
“Gracias”.

El tema de la formación religiosa y de la fe no están ausentes en este relato. Según Dorothy Day, aunque Springsteen afirma que se ha “mudado de iglesia”, y ahora pertenece a la “iglesia del rock’n’roll, ella está convencida de que si algún dia tuvo fe, o al menos formación religiosa, perdurará en sus canciones aunque él no se de cuenta.

“Eso nunca te abandona. Se va a colar en cada una de tus canciones, como el polvo por las persianas de Oklahoma”.

Hay otro personaje en el relato, el jesuita redactor jefe de la revista, siempre tratando de contemporizar con cada uno. Y por supuesto, también nosotros los lectores somos mudos personajes que, como el narrador, pero invisibles hasta para él, nos sentimos presentes en esa tarde lluviosa, en esa hora escasa, en que todo sucede….o pudo suceder.  Les dejamos el link del artículo en inglés. Que lo disfruten.  

  
(La imagen pertenece al artículo original)

Traducción: Sol Aparicio

1 comentario:

Manuel dijo...

Tengo la impresiòn de que en este encuentro imaginario Merton no queda muy bien parado, pues aparece descrito con los estereotipos que le suelen aplicar habitualmente sus detractores. De todos modos quise compartirlo, con la ayuda de mi colaboradora en el blog.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.