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lunes, 1 de julio de 2019

EL PROBLEMA DE LA SOMBRA

La fuerza que lleva al hombre a la meditación nace de su sufrimiento ante la ausencia de su unidad total. En nuestra civilización esta unidad está obstaculizada por diversas causas. Las principales son el rechazo de los deseos y de las pulsiones naturales, el desconocimiento de lo femenino en favor de lo masculino (tanto en la mujer como en el hombre), la represión de la personalidad creadora a causa de la organización de una sociedad que hace del individuo un servidor de leyes, de sistemas y de empresas impersonales

 Pero el factor decisivo de fracaso de esta integralidad es el rechazo de su esencia sobrenatural. El hombre contemporáneo, por primera vez, es consciente de ello.

 Estos obstáculos para la realización total del hombre se deben al hecho de que, tras una aparencia alegre y brillante con que se presenta al mundo, millones de seres humanos están enfermos. Sufren el tormento de ser sujetos con la imposibilidad de llegar a ser ellos mismos porque aquellos aspectos primordiales de su totalidad no tienen el derecho a exteriorizarse, convirtiéndose así en la sombra que castiga las mentiras de la apariencia luminosa.  Quien busca la iniciación creyendo poder evitar la sombra y avanzar directamente hacia el Ser esencial está condenado al fracaso a mitad de camino


No es posible un devenir auténtico sin una toma de conciencia de la sombra.


La sombra es la luz bajo la forma de lo que la disimula. Es la fuerza tenebrosa que amenaza la brillante apariencia. La sombra es esta amenaza porque representa el conjunto de aquello que hubiera debido formar parte de la integridad del hombre, y que no ha podido desarrollarse. Son todas las inclinaciones y pulsiones reprimidas cuya agitación queda en el inconsciente. El núcleo de esta sombra es el Ser esencial bajo el aspecto de lo que impide la irradiación de su luz

Nuestra existencia en este mundo está llena de heridas y ofensas, cuyo reconocimiento no aceptamos. Por debilidad o por cobardía, o por razones morales nos negamos una reacción natural. Pretendemos no estar heridos, pero algo permanece en nosotros. La respuesta que hubiera sido necesario dar permanece en suspenso y continúa minándonos. La herida no reconocida se transforma en agresión reprimida.

Karlfried G. Dürckheim
"Meditar: por qué y cómo".
MENSAJERO


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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.