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domingo, 18 de abril de 2010

¿ME AMAS?

El primer mandamiento cristiano dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas. Dios es siempre lo primero. Lo dice con hermosas palabras Deuteronomio 6, 4: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales”. Dios es Todo, el único absoluto.
Pero, al contrario de lo que muchas veces hemos pensado, Dios no es rival de nadie, nuestro amor por Él no compite con nuestros otros amores. No tenemos que elegir entre el amor a Dios y nuestro amor a nuestros padres, amigos o parejas. El amor a Dios sustenta todos nuestros amores. Él nos ama en el amor que nos ofrecen nuestras semejantes, y viceversa; le amamos a Él cuando damos amor a nuestro alrededor.
El pasaje evangélico para este tercer domingo de Pascua nos deja escuchar un diálogo entre Jesús y Pedro; Pedro es el amor impulsivo y arrogante, el amor humano que se cree capaz de absolutos. Por eso Pedro debe aprender humildad, aprender que el amor humano es frágil e inconstante; lo importante es que no sea un amor de mentiras, o un amor falso, sino auténtico y verdadero.

Jesús lo sabe todo de nosotros, y así nos ama. No nos pide una perfección arrogante, sino un amor humilde y confiado. Así nos invita al seguimiento.

2 comentarios:

San dijo...

Tras leer tu hermosa reflexión, Manuel, queda anclado en el corazón ese interrogante tan directo con el que la titulas: ¿Me amas? Y, no sé por qué, ha venido a mi memoria un poema de Neruda, ese que comienza diciendo “Aquí te amo…”. Creo que así desearía responder a Cristo: Aquí te amo… amando.

Inés García, aci dijo...

Para tener presente a TM copio este parrafito sobre lo comunitario del amor en nuestra vida cristiana:
...Y es en la comunidad donde Dios esta presente y se hace realidad a través de nuestro amor. Amor a Dios, amor al prójimo. Alabando a Dios conjuntamente, alabando a Dios individualmente. Buscando conjuntamente a Dios, buscando a Dios individualmente” (61).
"Los Manantiales de la contemplacion", TM.

La Iglesia es comunidad, sostenida por el amor de Dios. Pedro, la piedra, tuvo momentos en que fue "arena", estuvo hecho polvo, como cualquiera de nosotros, somos pecadores, somos gente muy amada por Jesús Nuestro Señor que nos regala su presencia en la Comunidad eclesial donde recibimos su perdón, el mejor de todos los regalos, es un super regalo! El perdón que nos ofrece Dios a través de Jesús nos vuelve más humildes y confiados.

Buena jornada, saludos,
ines

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.