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miércoles, 23 de junio de 2010

SOLEDAD Y SOCIEDAD.

“Antes de nada, ¿Por qué escribir sobre la soledad? Ciertamente no para predicarla, no para exhortar a los demás a que se conviertan en solitarios. ¿Qué podría ser más absurdo que eso? Quienes están llamados a convertirse en solitarios, por regla general, ya lo son. A lo sumo, no son conscientes todavía de su condición. En tal caso, todo lo que necesitan es descubrirlo. Pero en mayor parte, tienen tanta aversión a estar solos, a sentirse solos, que hacen todo lo que puedan para olvidar su soledad. ¿Cómo? Quizás, en gran medida, mediante lo que Pascal llamaba divertissement, diversión, distracción sistemática: esas ocupaciones y entretenimientos, tan compasivamente proporcionados por la sociedad, que permiten al ser humano evitar su propia compañía durante veinticuatro horas al día.
Incluso la peor de las sociedades tiene algo que es no sólo bueno, sino esencial para la vida humana. Obviamente, el ser humano no puede vivir sin la sociedad. Quienes pretenden que les gustaría vivir así, o que serían capaces de hacerlo, son con frecuencia quienes más abyectamente dependen de ella.
Además de proteger la vida natural del ser humano, capacitándole para cuidar de sí mismo, la sociedad da a cada individuo una oportunidad de trascenderse en el servicio de los otros y, de este modo, llegar a ser una persona. Pero nadie se convierte en persona meramente por diversión, en el sentido de divertissement, pues la función de la diversión es simplemente anestesiar al individuo en tanto que individuo, y hundirle en el cálido y apático estupor de una colectividad que, como él mismo, desea estar entretenida.
El pan y el circo que cumple esta función puede ser evidente y absurdo, o puede asumir un aire hipócrita de intensa seriedad, por ejemplo, en un movimiento de masas. Nuestra sociedad prefiere lo absurdo Pero nuestro absurdo está mezclado con una cierta seriedad práctica y resuelta con la que nos dedicamos a la adquisición de dinero para satisfacer nuestro apetito de estatus social y nuestra justificación de nosotros mismos en contraste con la iniquidad totalitaria de nuestros competidores”.

TM, “Notas para una filosofía de la soledad”.
En Humanismo Cristiano (Kairós), 117-118.

1 comentario:

San dijo...

Un fragmento interesante para aproximarnos a un tema, el de la soledad, que es protagonista frecuente en las reflexiones poéticas y literarias, y estudiada en ensayos psicológicos, espirituales, filosóficos y sociológicos. Son muchas las caras de la soledad, diferentes las soledades que pueden cruzarse en nuestro camino. La soledad buscada y abrazada, habitada y fértil, que no hiere. La soledad impuesta y combatida, vacía y estéril. Hay soledades resistentes a las compañías y los fuegos de artificio programados socialmente. Hay veces que cuesta esfuerzo tomar las riendas de uno mismo, demasiados estímulos y ritmos dirigidos nos dejan a la intemperie, nos zarandean las olas que mueven otros.
No recuerdo quién dijo que la soledad es el imperio de la conciencia. Desde luego, el contacto humano y las relaciones sociales son necesarios, pero también necesitamos dejar un tiempo para sentirnos a gusto únicamente como huéspedes de nosotros mismos. Para logar eso deberíamos dar prioridad absoluta a la esencialidad de lo que nos hace “ser persona”, que no es otra cosa que “ser con y para los demás”. Y la fe nos ayuda a abrir los brazos del corazón, desafía lejanías y favorece encuentros, con los otros y con nosotros mismos, sin enmascarar ni adormecer, sino despertándonos a nuestra verdadera humanidad. A veces descubrimos que desnudándonos en la soledad hallamos el horizonte que nos hace vivir en plenitud: se produce el auténtico Encuentro.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.