Seguidores

lunes, 13 de marzo de 2017

PUERTAS. (CUARESMA CON MERTON 2)



"Las tres puertas (una sola puerta). 

1. La puerta del vacío. De lo que no está en ninguna parte. De la ausencia de un lugar para el yo, que un yo no puede atravesar. Y que, por lo tanto, no le sirve a quien va en busca de un lugar. ¿Es o no es una puerta? Es puerta que no es puerta.

2. La puerta sin letrero, sin indicaciones, sin información. Sin nada que la defina. De la que, por ese mismo motivo, nadie puede decir “¡Esta es! ¡Esta es la puerta!” No se la reconoce como puerta. No hay nada que conduzca a ella. “No somos eso, pero aquí está la puerta”. No hay letrero que indique la salida y es inútil buscar indicaciones. Toda puerta con un letrero, toda puerta que se proclame puerta no es la puerta. Pero no busquen un letrero que diga “Esta no es la puerta”. Ni tampoco uno que diga “Esta no es la salida”.

3. La puerta que no responde a un deseo. No deseada. La puerta no prevista. Jamás deseada. No querida. No deseable como puerta. Ni una broma ni una trampa. No selecta. No exclusiva. No para unos pocos. No para muchos. No puerta hacia algo. Puerta sin propósito. Puerta sin fin. Puerta que no se abre con llave; no piensen que tienen una llave. No tengan esperanzas de tenerla. No sirve de nada preguntar, pero hay que hacerlo. ¿Quién? ¿Para qué? Si pidiéramos una lista de todas las puertas existentes, esta es la que no figuraría en la lista. Si preguntáramos los números de todas las puertas, esta es la que no tendría número. No se engañen pensando que esta puerta es simplemente difícil de encontrar y de abrir. Cuando la buscan, se esfuma. Se aleja. Se reduce. Es nada. No hay umbral. No hay nada en que apoyarse. No es espacio vacío. No es este mundo ni otro. No depende de nada. Por no tener cimientos, es el fin del dolor. Nada queda pendiente. Por eso, no hay umbral, no hay escalón, ni avance ni retroceso ni entrada ni no entrada. Así es la puerta que pone fin a toda puerta: inexistente, imposible, indestruida, atravesada por todos los fuegos ya apagados. "


THOMAS MERTON


Seguimos con el libro TROPIEZOS CELESTIALES de Roger Lipsey.  Editorial MAITRI.  Su segundo capítulo son 34 reflexiones tomadas de diferentes textos de TM, que acompañan algunos de sus dibujos y grabados. Resulta un buen compañero de camino para esta Cuaresma, y estamos compartiéndolas en varias entradas.

No hay comentarios:

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.