LA AVENTURA DE VIVIR.
“La vida esta hecha del paso de los años.
Cada año es un punto de crecimiento claramente identificable en la vida, la muda de otra capa de vida. Cada año nos aporta algo único y pide algo distinto de nosotros.
Cada tipo distinto de año exige de nosotros fuerzas diferentes, nos proporciona dones distintos, nos posibilita diferentes clases de sensibilidades...
La Cuaresma es una llamada a la renovación de un compromiso que quizá haya perdido fuerza por culpa de una vida más marcada por la rutina que por la reflexión. Después de toda una vida de monótona regularidad o de adhesión irreflexiva a los signos visibles de la fe, la Cuaresma requiere de mí que, como cristiano, me detenga un momento a reflexionar de nuevo sobre lo que está ocurriendo en mí. Me veo de nuevo en la tesitura de decidir si yo creo verdaderamente que Jesús es el Cristo y, si lo creo, si viviré en conformidad con ello cuando ya no pueda escuchar el canto de los ángeles en mi vida y la estrella de Belén haya perdido su brillo para mí...
La Cuaresma no es un rito. Es un tiempo dedicado a pensar seriamente acerca de quién es Jesús para nosotros, a renovar nuestra fe desde el interior. Es el momento en que, cuando las aguas bautismales caen sobe el altar en la Vigilia Pascual, volvemos a la fuente bautismal del corazón para decir “Sí”, una vez más, a la llamada de Jesús a los discípulos: “Vengan y vean” (Jn 1, 39). Es el acto de reiniciar nuestra vida espiritual, una y otra vez renovada y reorientada.
La voz de cada domingo de Cuaresma hace resonar en nosotros esa verdad tan antigua, probada y verdadera: “Si quieres ser discípulo mío, sígueme”; escuchamos lo que la voz de Jesús dice en la Escritura del compromiso. Y nos situamos en esa larga e interminable procesión de todos cuantos, a lo largo del tiempo, han emprendido el camino al Jerusalén de su propia vida con el Jesús que nos muestra a todos cómo llegar”
La cuaresma es nuestra guía al 'más' de la vida”
Joan Chittister
“El año litúrgico. La interminable aventura de la vida"
Ser parte de todo...
¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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