Seguidores

martes, 12 de junio de 2018

HUMANISMO CRISTIANO (Lecturas)


En “Humanismo cristiano”, artículo: San Bernardo, monje y apóstol, páginas 205-219; empieza con una reflexión acerca de los santos en general. Lo más original, este párrafo: A menudo es difícil ver la vocación de los mayores santos en toda su integridad y simplicidad. Cuanto más grandes y populares son, más posibilidades tienen de ser interpretados equivocadamente, tanto por sus partidarios como por quienes no lo son. Y hay que admitir que no todos los santos gustan a todos los católicos (Humanismo cristiano, 206). Lo anterior se podría aplicar al propio Merton, aun cuando no sea, hasta hoy, un santo canonizado por la Iglesia.
Otros capítulos importantes de “Humanismo cristiano” (Cuestiones disputadas): El ideal carmelita primitivo (154-195), Lo absurdo en la decoración sagrada (196-204), Luz en la oscuridad: la doctrina ascética de San Juan de la Cruz (145-153), Notas para una filosofía de la soledad (117-144), El arte sagrado y la vida espiritual (93-105), El poder y el sentido del amor (43-69), Cristianismo y totalitarismo (70-89).

En San Juan de la Cruz encontramos luz y oscuridad, sufrimiento y alegría, sacrificio y amor, tan estrechamente unidos que a veces parece que se identifiquen. No es tanto que lleguemos desde la oscuridad a la luz como que la misma oscuridad es luz. De ahí la simplicidad esencial de su enseñanza: entra en la noche y serás iluminado. NOCHE significa el oscurecimiento de todos nuestros deseos naturales, de nuestro entendimiento natural, de nuestra forma humana de amar, pero este oscurecimiento trae consigo una iluminación. Cuanto mayor sea nuestro sacrificio y más profunda la noche en la que nos sumerja, más pronta y completamente seremos iluminados. Pero lo que debe recordarse cuidadosamente es que no somos iluminados por nuestros esfuerzos, por nuestro amor, por nuestro sacrificio. Por el contrario, estos son oscuridad. Hasta nuestras capacidades espirituales son oscuridad a los ojos de Dios. Todos debemos ser oscurecidos, es decir, olvidados, para que Dios pueda convertirse en la luz de nuestra alma (148-149).

“Cuando un ser humano es llamado a ser un solitario, aunque sea solo interiormente, no necesita ser nada más, ni se le puede pedir nada más, salvo que permanezca física o espiritualmente solo librando su batalla, que pocos pueden comprender” (121).

“Convenzámonos de la importancia del buen gusto en todo lo relativo a la vida y el culto cristiano, y preocupémonos con un cierto celo por la belleza de la casa de Dios, que nos prohíbe ser indiferentes a la vulgaridad, la poca calidad, la ostentación y la sensualidad mundana en el arte cristiano” (104).

“Un movimiento de masas pone siempre la causa por encima de la persona individual y sacrifica a la persona a los intereses del movimiento. De esta manera, vacía a la persona de todo lo que es suyo, la saca de sí misma, la arroja en un molde que le dota con las ideas y aspiraciones del grupo antes que con las suyas. No hay nada malo en que la persona se sacrifique por la sociedad: puede haber momentos en que esto sea justo y necesario, y en el sacrificio la persona se encontrará a sí misma en un nivel superior.  Pero en el caso del movimiento de masas, el vaciamiento del individuo lo convierte en una cáscara, en una máscara, una marioneta que los líderes del movimiento utilizan y manipulan a su antojo. El individuo deja de ser una persona y se convierte simplemente en un miembro, en una cosa que sirve a una causa, no por pensamiento o voluntad, sino porque se le empuja como una bola de billar según los intereses de la causa” (75).
         

No hay comentarios:

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.