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jueves, 4 de octubre de 2018

LA FALSA LLAMA 3

En dos entradas anteriores (2014), publicadas con este mismo título, compartimos parte de un capítulo de un libro de Merton, "Nuevas semillas de contemplación". Ahora quiero publicar el resto del capítulo en dos nuevas entradas (no recuerdo por qué entonces no lo hice), y el tema me resulta, además, muy actual para un curso que impartiré próximamente sobre LAS MORADAS de Santa Teresa (En las Terceras Moradas aparece la propia vida espiritual como piedra de tropiezo).



"Todos los que han sido instruidos en la vida interior saben que se considera insensato buscar consolaciones con un propósito desmesurado. No obstante,  muchos de los que, al parecer, prescinden del elemento sensible de la religión muestran, por sus devociones, su gusto por las imágenes sentimentales, la música pegadiza y la lectura espiritual sensiblera, que el objetivo principal de toda su vida interior son las luces, las consolaciones y las lagrimas de arrepentimiento, cuando no las palabras interiores, quizá con la mal disimulada esperanza de una visión o dos y, finalmente, los estigmas.

Este gusto por las experiencias puede ser uno de los obstáculos más peligrosos para la vida interior de cualquier persona que se sienta realmente llamada a la contemplación infusa. Es la roca en la que han terminado naufragando muchos de los que podrían haber llegado a ser contemplativos. Y es un obstáculo aún más peligroso porque, en las casas de las órdenes contemplativas, no se entiende siempre claramente la diferencia entre la contemplación mística en el sentido propio y todas esas cosas secundarias, esas experiencias, esas manifestaciones y hechos extraños, que pueden ser o no sobrenaturales y que no guardan ninguna relación esencial con la santidad ni con el puro amor que constituye el corazón de la verdadera contemplación.

Por consiguiente, la reacción más sana frente a estos arrebatos es una oscura aversión a los placeres y las excitaciones que éstos producen. Reconocemos que tales cosas no ofrecen fruto real ni satisfacción perdurable, no nos ensenan nada fiable sobre Dios ni sobre nosotros mismos, no nos dan verdadera fuerza, sino únicamente la ilusión momentánea de la santidad. Y cuando tenemos más experiencia, !hasta qué punto nos ciegan y en qué medida son capaces de engañarnos y llevarnos por mal camino...!

Thomas Merton
Nuevas semillas de contemplación.
Sal Terrae

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.