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lunes, 4 de mayo de 2020

ABRIENDO PUERTAS

La puerta es, en muchos cuentos y leyendas, un símbolo importante del hacerse hombre, ser humano adulto, maduro. Jesús mismo dice de sí en el evangelio que se lee el Domingo del Buen Pastor: "Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo: entrará y saldrá y encontrará pasto" (Juan 10,9). Jesús no sólo ingresa a través de nuestras puertas cerradas, sino que Él mismo es una puerta, a través de la cual podemos encontrar la vida.  

La puerta representa el pasaje de un sector a otro, por ejemplo del aquí al más allá, del territorio profano al sacro. En la época medieval, las puertas de las catedrales siempre se decoraban con Cristo Rey. Así se recordaba que sólo a través de Cristo se puede entrar en la vida verdadera.  Si tomamos en serio las palabras de Jesús, nuestra vida primero será sanada y salvada, y llegaremos a nuestro verdadero yo cuando atravesemos la puerta que es Jesús mismo. 

Las dos imágenes usadas por Jesús ilustran lo que significa esta vida: entrar y salir por una puerta, y encontrar la pradera. La puerta nos impulsará de ida y de vuelta. Ya no giraremos introspectivamente sobre nosotros mismos. Pero tampoco viviremos sólo en la superficie. En sueños a veces no encontramos la puerta que nos lleva a casa. Esta es una imagen que simboliza el no tener acceso a nuestro corazón, a nuestro propio ser; el sólo corretear por fuera, sin acceso a nuestra propia alma. Si ingresamos por la puerta que es Cristo, entraremos y saldremos; estaremos en relación con nuestro corazón y al mismo tiempo formaremos parte del mundo. También la imagen de "entrar y salir" evoca libertad; entrar por la puerta que es Cristo no nos encierra en un lugar, una realidad, un tiempo, sino que nos descubro como hijos, herederos, y por tanto abiertos al impulso del Espíritu y a los caminos nuevos que este abra para nosotros.

Y encontraremos pasto. Encontraremos el alimento que nos nutre realmente. Nunca nos faltará lo necesario para llegar a la siguiente etapa del camino, a la otra puerta que tendremos que cruzar. 

 Cristo como verdadera puerta es una hermosa imagen de la resurrección

Podemos sellar nuestras puertas, pero igual Jesús como Puerta de Vida, romperá y atravesará nuestras puertas selladas. Cuando Él entra por nuestra puerta cerrada, volvemos a tener acceso a nosotros mismos, perdemos el miedo y tenemos paz. 

Es importante que tomemos conciencia de las puertas que atravesamos o de las puertas que cerramos en torno nuestro. Deja que el Resucitado camine a tu lado, contigo, a través de todo tu mundo interior; que lo cerrado se abra, y que la vida verdadera entre en esos espacios oscuros y sofocantes de tu realidad personal, familiar o comunitaria. 

Pregúntate: ¿Cuál es la puerta que debo abrir para que la vida se haga más amplia y tenga más luz?
¿Qué puertas esperan por mí para que las abra? 

(Recreación de un texto de Anselm Grün)

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.