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miércoles, 21 de marzo de 2007

Pan para el Viaje (Henri Nouwen).


1- Cada día nos tiene reservada una sorpresa. Pero solamente si estamos esperándola podremos verla, oírla o sentirla cuando viene. No tengamos miedo de recibir la sorpresa de cada día, sea triste o alegre. Abrirá un lugar nuevo en nuestros corazones, un lugar donde podremos dar la bienvenida a nuevos amigos y celebrar de manera más plena nuestra común humanidad.
2- El gozo y la tristeza nunca están separados. Cuando nuestros corazones se regocijan ante un panorama espectacular, podemos al mismo tiempo lamentar la ausencia de nuestros amigos que no están con nosotros para verlo. Cuando el dolor nos inunda, quizás podamos descubrir el significado de la verdadera amistad. El gozo está escondido en la tristeza y la tristeza en el gozo. Si intentamos evitar la tristeza a todo costo, es posible que nunca experimentemos el gozo. Si desconfiamos del éxtasis, tampoco podrá tocarnos la agonía. El gozo y la tristeza son los padres de nuestro crecimiento espiritual.
3- Hay una gran diferencia entre tener éxito y dar frutos. El éxito proviene de la fuerza, el control y la respetabilidad. La persona exitosa tiene la energía para crear algo, mantener el control de su desarrollo y ponerlo a la disposición de los demás en grandes cantidades. El éxito trae consigo muchas recompensas y muy a menudo la fama. Los frutos, por el contrario, provienen de la debilidad y la vulnerabilidad. Y los frutos son únicos. Un niño es un fruto concebido en la vulnerabilidad, la comunidad es el fruto del fracaso compartido, y la intimidad es el fruto que crece en el roce de nuestras heridas. Recordémonos que el verdadero gozo proviene de los frutos y no del éxito.
4- La paciencia es una disciplina difícil. No es sólo esperar hasta que suceda algo sobre lo que no tenemos ningún control: que llegue el ómnibus, que deje de llover, que un conflicto de resuelva. La paciencia nos pide vivir el momento en su plenitud, estar completamente presentes para el momento, saborear el aquí y el ahora, estar donde estamos. Cuando estamos impacientes tratamos de escaparnos de donde estamos. Nos comportamos como si lo real fuera a suceder mañana, más tarde o en otro lugar. Seamos pacientes y confiemos que el tesoro que buscamos está escondido debajo del suelo que estamos pisando.

5- La Oración es el puente entre nuestra vida consciente y nuestra vida inconsciente. A menudo hay un gran abismo entre nuestros pensamientos, palabras y acciones, y las muchas imágenes que emergen en los sueños que tenemos, despiertos o dormidos. Rezar es conectar estos dos lados de nuestra vida. Se lo consigue accediendo al lugar donde mora Dios. La oración es “trabajar el alma”, porque nuestras almas son ese centro sagrado donde todo es uno en nosotros, de la manera más íntima. Por eso debemos rezar todo el tiempo, para llegar a ser verdaderamente íntegros y santos.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Henri Nouwen es otro de mis maestros espirituales y sus libros me acompañan siempre; los leo y releo, estudio y medito, y me sirven tanto en lo personal como en la pastoral. Hay un vínculo entre Merton y Nouwen, y en algun momento comentaré sobre esto. Uno de los temás interesantes de Nouwen es su intento de desarrollar una teología y espiritualidad del cuerpo.

Anónimo dijo...

He leido un libro sobre Thomas Merton, escrito por Henri Nouwen, que me parece un acercamiento bastante original a su persona y sus escritos.

Manuel dijo...

Efectivamente, se trata de ENCUENTROS CON MERTON. Reflexiones espirituales.
Henri Nouwen. Edit: Bonum, 2005.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.